Las estadísticas y los estudios que siguen la evolución del desarrollo humano desde diferentes variables económicas y políticas, observaron a principios de esta década un fenómeno que se fue agravando en los últimos años: la pasividad juvenil.
Son los jóvenes, de entre 15 y 24 años, de distintos estratos sociales, que viven sin hacer nada, pasando el tiempo entre el aburrimiento y la falta de horizontes. Es decir, no estudian ni trabajan por distintas circunstancias, incluso con la frustración de aquellos que desean encaminar su futuro sobre bases laborales sólidas, difíciles de conseguir porque están encerrados en el círculo vicioso que demanda experiencia a quien desea desarrollarla, pero recibe portazos.
Según las cifras, en 2003 el problema alcanzaba a unos 150.000 jóvenes en todo el país, justificado entonces por los efectos de la peor crisis económica de los últimos tiempos en la Argentina. Sin embargo, los últimos relevamientos señalan que ahora hay más de 700.000 jóvenes desesperanzados, a pesar del crecimiento económico y la caída de los índices de desempleo. Algunos tienen el sostén familiar, porque sus padres son pudientes, pero la gran mayoría parece no tener posibilidad de estudiar una carrera que les abra un futuro cierto, o de conseguir un trabajo digno, es decir en blanco y estable.
El caso de los inactivos e improductivos jóvenes argentinos no es una particularidad social del país, sino responde a una tendencia mundial. En algunos países, incluso, la situación es mucho más preocupante tanto por el número de los afectados como por las consecuencias que acarrea. En España se los conoce como los "ni ni", chicos de clase media que ni estudian ni trabajan sin saber qué hacer con sus vidas, mientras siguen mantenidos por sus padres, un fenómeno que se ha extendido en toda Europa por la crisis económica y el desempleo. También con secuelas lamentables, ya que muchos de los +ni ni+ protagonizaron, el mes pasado, los graves disturbios en Londres.
En la Argentina, con una economía fortalecida, es una cuestión más amplia todavía. Para el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, si la edad se extiende hasta los 29 años entonces los jóvenes con problemas laborales o de estudio suman 1.295.908, y representan el 20% del total. Esto indica que los jóvenes son el sector más vulnerable en materia de inclusión laboral, tanto en la época de crisis como de recuperación económica y hacia ese vacío estructural deben apuntar las políticas de Estado para que el cambio generacional tenga certidumbre.
