Cuando entrevisté a Kerry, antes de su viaje a Cuba, me dijo que "los derechos humanos, obviamente, están a la cabeza de nuestra agenda, en términos de las primeras cosas en que nos vamos a enfocar en nuestro trato directo con el gobierno cubano”. Kerry dijo incluso que planea discutir con Cuba una "especie de hoja de ruta” para una "total” normalización que al final del camino incluiría el levantamiento del embargo de Estados Unidos, y pasos por parte de Cuba como permitir que los cubanos puedan "participar en un proceso democrático”. Para su crédito, Kerry reiteró estos temas en La Habana, donde declaró que "el pueblo de Cuba estaría mejor servido con una auténtica democracia, donde las personas sean libres de elegir a sus líderes”.
Todo esto suena muy bien. Pero el hecho es que, en su visita a La Habana, Kerry no invitó a los disidentes cubanos a asistir a la ceremonia de izamiento de la bandera en la embajada de Estados Unidos. En cambio, algunos opositores pacíficos fueron invitados a un evento en la residencia del encargado de negocios de EEUU en La Habana.
Cuando le pregunté a Kerry por qué no incluiría a los disidentes entre sus invitados a la embajada, minimizó la esa decisión. "En lugar de tener gente sentada, en una ceremonia que es fundamentalmente de gobierno a gobierno, con un espacio muy limitado, me reuniré con ellos … e intercambiaremos opiniones” por separado, dijo Kerry.
Los críticos republicanos y grupos de derechos humanos dicen que Obama cedió ante el régimen cubano, que impide la asistencia de opositores a estos eventos. "No entendemos cómo el gobierno de EEUU acepta las condiciones de estos dictadores”, dijo Antonio González Rodiles, uno de los líderes disidentes. Berta Soler, líder de las Damas de Blanco que realizan protestas pacíficas y son frecuentemente detenidas, me dijo que Obama mantiene un "silencio cómplice” sobre las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Desde el inicio de conversaciones de normalización el 17 de diciembre, se han registrado más de 3000 detenciones políticas.
Pero ahora, me pregunto si esta política no se ha convertido en un solo carril. El viaje de Kerry no aportó siquiera un avance simbólico en materia de derechos humanos, e incluso dejó mal parada a la oposición. ¿Podría ser que Obama desea visitar Cuba antes de terminar su mandato y pasar a la historia como el presidente de EEUU que "abrió” Cuba, como Nixon "abrió” China, y está dispuesto a sacrificar la causa de los derechos humanos? ¿Podría ser que ansía una victoria en materia de política exterior -ante las dificultades en Siria, Irak e Irán- que abandona una larga política de apoyo a los activistas por la democracia en Cuba?
