Más que entre ellas, las candidatas presidenciales chilenas Michelle Bachelet y Evelyn Matthei se enfrentan mañana a la abstención, ya que del porcentaje de electores que vayan a votar depende en gran medida quien se alzará con la presidencia.
La exmandataria Michelle Bachelet, candidata de la coalición de centro e izquierda Nueva Mayoría, obtuvo en la primera vuelta de los comicios, el pasado 17 de noviembre, un respaldo del 47 por ciento, pero le faltaron tres puntos para adjudicarse automáticamente la banda presidencial. Evelyn Matthei, representante de la coalición conservadora actualmente en el poder, se quedó a casi 22 puntos de su contendiente, pero logró forzar la segunda vuelta.
Por primera vez en la historia del país los chilenos podían elegir presidente mediante inscripción automática y voto voluntario, pero ese día hubo una baja participación y más de la mitad decidió quedarse en casa. Consciente de que los que se abstuvieron pueden dar la vuelta a su victoria de noviembre, Bachelet se dedicó en estos días a hacer campaña en los lugares donde registró una votación inferior a lo esperado.
Y, además, orientó sus mensajes a la necesidad de que sus simpatizantes no den por ganada la elección y el próximo domingo ‘no se queden en casa‘. Un enfoque parecido al de su opositora, Evelyn Matthei, quien pide a cada votante que convenza a otra persona que en la primera vuelta no fue a votar.
La participación del 17 de noviembre (49,3 por ciento) fue la más baja desde el retorno a la democracia, en 1990: un balde agua fría para la clase política, que hace dos años aprobó la reforma electoral que estableció el voto voluntario. En las elecciones municipales del pasado año, cuando se puso a prueba el nuevo sistema electoral, la abstención rondó el 40 por ciento.
‘Llamen a todos sus amigos para que vayan a votar‘, dice Karla Rubilar, jefa de campaña de Matthei. Matthei está convencida de que los que se quedaron en su casa fueron, sobre todo, de su sector político y por eso ahora se esfuerza en atraerlos.
‘El desafío es convocar a los ciudadanos‘, señala, por su parte, Álvaro Elizalde, jefe de campaña de Bachelet, quien expresó su temor de que ‘como la diferencia en la primera vuelta fue tan grande, mucha gente se confíe y no vaya a votar‘.
Algunos analistas señalan que la diferencia entre ambas candidatas es tan grande que nadie cree que Matthei vaya a superar a Bachelet y ello hace que el incentivo para ir a votar sea menor. Además, 1,8 millones de chilenos no votaron por ninguna de las dos candidatas en la primera vuelta y está por verse que ahora vayan a cambiar de opinión.
A estas alturas, nadie se atreve a decir en qué medida beneficia o perjudica la abstención a cada candidatura. En lo que sí coinciden es en que si el próximo domingo los niveles de participación descienden aún más, es muy probable que los partidos se planteen la conveniencia de volver al voto obligatorio.
