Chile celebró ayer con “espíritu de unidad nacional” y en un convulsionado momento social sus 200 años como nación independiente. “Esta es una fiesta alegre, de unidad, participativa”, subrayó el presidente Sebastián Piñera, quien encabezó las celebraciones por el bicentenario de Chile acompañado de sus cuatro predecesores desde el restablecimiento de la democracia, en 1990: Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.

La reconciliación y la esperanza en el futuro encontraron eco en las palabras del cardenal Francisco Javier Errázuriz durante el Te Deum ecuménico celebrado en la catedral metropolitana con la asistencia de las autoridades chilenas y los invitados extranjeros.

En esta ceremonia cívico religiosa de acción de gracias participaron obispos y pastores de diferentes confesiones. La ceremonia ecuménica estuvo cargada de simbolismo, como la entrega del “Evangelio de Chile”, un texto escrito a mano por 8.000 ciudadanos que fue bendecido por el Papa Benedicto XVI. Además, los representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial asumieron un “compromiso con Chile” ante el mismo crucifijo que fue testigo del juramento hecho por la Junta de Gobierno constituida el 18 de septiembre de 1810.