Una alimentación ideal no solamente contempla los alimentos que se van a consumir, sino también las conductas que dicho niño tenga frente al plato. No se habla de dieta, sino de alimentación completa y saludable. Es conveniente que en cada desayuno estén incorporados los lácteos, algo de harinas en cantidades moderadas. Por ejemplo: 5 galletas de agua, 1 bollito de pan o 1 factura. Es importante que el desayuno sea pausado. En cuanto a las meriendas unas ideas pueden ser: tutucas, 1 tortita o semita, 1 alfajor simple o una fruta más 3 galletas, (es importante combinar la fruta con alguna harina). En lo que respecta al almuerzo y la cena, hay que procurar que el plato se presente con variedad de alimentos es decir, carnes, verduras (ensaladas) cereales o pastas. Siempre en cantidades razonables, es decir sólo un plato. El niño debe comer tranquilo y despacio, ya que comer rápido hace que se quiera repetir; apoyar los cubiertos entre bocado y bocado; de esta manera se genera sensación de saciedad y se disfruta más la comida. Hoy en día los niños son muy selectivos con la alimentación, y los padres después de miles de intentos bajan los brazos, es por ello que resulta vital la puesta de límites en estos casos, y una recomendación para los padres, es remontarse a su niñez y pensar que hacían sus padres con ellos. Es muy importante volver a hábitos pasados. Por Silvina Rodríguez
