Se podría decir que fue partido de golpe por golpe. Que Chile tuvo tantas opciones gol como Argentina, que los chilenos gozaron de 15 minutos de furia en el comienzo del partido. Que el rendimiento de los dos fue parecido, pero hubo una gran y enorme diferencia: la alta definición. Argentina fue impiadosa, Chile perdonó demasiado.
La clase A de los delanteros argentinos fue categóricamente superior al coraje de los delanteros de Chile. Así, el seleccionado de Sabella lo resolvió en apenas 5 minutos, después de haber sufrido el vendaval chileno del comienzo y en el arco propio Argentina hizo también su diferencia. Porque cuando lo exigieron, Romero respondió. No así Pinto, en el arco de Chile. Se podría decir que Argentina lo ganó de arco a arco porque supo aguantar el asedio del rival y no perdonó cuando fue a buscar el arco contrario. La categoría sensacional de Lionel Messi mostró el camino cuando resolvió con la pasta de los cracks un largo pase de Gago. La bajó, la pisó y definió. Ahí Argentina demostró el peso de tener al mejor del mundo. Fue una maniobra de alta definición, reservada y exclusiva de los elegidos. De los de verdad.
El segundo golpe lo dio Gonzalo Higuaín. Fue de adentro hacia afuera, buscó el pase de Di María, encaró, aguantó la marca y cuando llegaba el cierre del otro defensor, la clavó de zurda en el ángulo. Otra muestra de calidad, de alta definición para resolver una chance que definía el partido. Chile desperdició todas. La más claras del comienzo del partido con Medel, Alexis Sánchez e Isla. Después, tuvo consuelo con el descuento de Gutiérrez pero no alcanzó.
