Cumplieron su cometido: revisionar su carrera de antaño con las infaltables, testear las nuevas y seducir al público con sus clásicas "telenovelas" musicales -culebrones a lo Corín Tellado y excepciones del palo Ingalls-. Es que el viernes pasado, el dúo Pimpinela subió al escenario del Aldo Cantoni y entusiasmó a una populosa platea sin traicionar sello (más de 2 mil personas). Es más, el playlist del tour "Diamante 25 aniversario" suplió la molestia de un notorio retraso -debió empezar a las 21.30 y arrancó una hora más tarde- y construyó una velada agasajante y temperamental. Ella -abandonó el cabello colorado y adoptó el castaño-, lució una figura abrillantada y "regaló" su susurrada voz de gorrión -entonada durante las casi 2 horas de show-. Lucía no sólo demostró quién manda en la pareja (artística, claro) sino que además, sobrevivió "al vivo" como pocas. El, de íntegro black, abusivo spray -su pelo no acusó movimiento- y correcto rol secundario (aún con exceso de tonos graves y por momentos acartonado). Pero haciendo honor a su apellido, Joaquín despertó intermitentes alaridos femeninos cuyanos (sobre todo mujeres de cuarenta) y le hizo honores al apellido. La escenografía (moderna orgía de instrumentos, una mesa de café y un trío de pantallas) no exhibió pomposidad pero tranquilizó en sonido (de indudable fidelidad y remarcada en los solos de guitarra). Ámbito que hospedó su teatralidad melodramática y familiar, proyectó un efectivo recorrido fotográfico (sirvió para ostentar su porte internacional y explorar su vida privada) y claro, contener las furia de sus rencillas -lo más divertido de todo-. Ruta de clásicos que abordó todos sus discos (desde el 81 al 2008) y encantó, entre chistes y complicidad, con la desesperante Vivir sin tí no puedo, la melancólica Cien años de soledad (Lucía impactó con sus agudos), la tajante Decide (interpretada junto a un Dyango en off) y la flamante Esto no es amor (un acierto de base dance y reflejo de su aggiornamiento). ¿El clímax? Olvídame y pega la vuelta, versión reggaeton (dudosa pero la más festejada). Diamante 25 aniversario resultó una perfecta y rítmica combinación sexista de despechado desamor, aires de pasta dominguera e incuestionable fibra de fenómeno.