El sol del 12 de mayo de 1923, comenzó a asomar aquella mañana sobre el Pie de Palo como siempre, salvo que ese día, en particular, un nuevo gobierno empezaría a dirigir los destinos de la provincia, pero se ignoraba donde tendría lugar la tradicional ceremonia de toma del juramento al primer mandatario, el doctor Federico Cantoni, electo por casi el 60% de los votos en enero de ese año.
Es que el vicegobernador Aquiles Castro, en ejercicio del Poder Ejecutivo, insistía en realizar el acto el 9 de julio, fecha en que asumió el gobernador Amable Jones, muerto en una emboscada ocurrida en La Rinconada, Pocito, en noviembre de 1921.
Cantoni había fijado el 12 de mayo para asumir, un día ya establecido para el recambio de autoridades, y así se hizo pero en la municipalidad de Concepción lo cual obligó a que el gobernador electo tomara posesión recién el día 13 en la sede natural: la Casa de Gobierno, balazos y muertes de por medio.
La gente no se explicaba por qué don Aquiles Castro, que brilló por su ausencia durante el tiempo que gobernó su colega radical Amable Jones, debido a que se ausentó a Buenos Aires por razones de enfermedad, según se dijo, ahora aparecía "enérgico y bravo, inexorable y fiero", decía La Prensa de Buenos Aires.
No se entendía la dureza de Castro que conocía a Federico desde que con sus 26 años ingresó en 1916 a las filas del radicalismo; que lo vio actuar con decisión y coraje hasta en los más peligrosos entreveros a puño limpio o en tiroteos ¿tenía necesidad de ponerlo nuevamente a prueba? Y allí estaba Cantoni, dispuesto a avanzar en sus propósitos, como lo fue antes, como ese día y como será después en sus gobiernos, firme y seguro de sus convicciones.
No obstante, Castro siguió tensando la cuerda y llevando con ello a la provincia al inevitable derramamiento de sangre. Mandó la Policía a la calle con orden de impedir cualquier movimiento de los bloquistas relacionado con el acto del 12 de mayo. Además, la noche del 11, al igual que Jones en 1921, hizo desalojar la Legislatura a los diputados que estaban reunidos, en una peligrosísima actitud que fue denunciada a las autoridades nacionales.
Esa noche casi se podía percibir que nuevamente habría un enfrentamiento, con la Policía bien armada patrullando las calles y las tropas del Regimiento 15 de Infantería acantonadas en el Parque de Mayo, dispuestas a actuar al primer disparo.
De todas maneras, Cantoni prestó juramento al cargo de gobernador ante los legisladores reunidos en el local municipal de Concepción. Eran las 15 horas según lo confirma el diario de la tarde "Debates"
Castro respondió enviando a los efectivos del Escuadrón de Seguridad con la misión de desalojar el edificio municipal y de tirar a matar a quien se oponga.
El choque armado no se hizo esperar, y nuevamente Cantoni se vio envuelto en un intenso tiroteo. No sería el último en su agita vida. Los presagios del día anterior, lamentablemente se convirtieron en realidad al caer la tarde del 12 de mayo, y esa noche corrió sangre en el "Pueblo Viejo". El saldo fue de varias muertes, entre ellas la del jefe del grupo policial, el comisario Félix Elizondo.
Al día siguiente continuaba Cantoni en la municipalidad de Concepción dispuesto a marchar con su gente. Frente a la plaza 25 de Mayo, Castro lo esperaba atrincherado con la policía y un grupo de amigos. La tensión se descomprimió cuando antes que se cumpliera el plazo fijado por Cantoni llegó un telegrama de la presidencia de la Nación ordenándole a Castro que entregara el gobierno a las autoridades "legítimamente elegidas"
La noticia llenó de júbilo a la numerosa concurrencia que se encontraba en Concepción, y de inmediato se organizó una caravana con Federico Cantoni y sus hermanos Aldo y Elio, que cubrió a pie las cuadras que separan las dos plazas: la Juan Jufré y la 25 de Mayo, donde hizo su entrada triunfante ante el delirio de la multitud.
Cantoni fue el fundador de un partido que años después con Leopoldo Bravo, su sucesor en el timón, ostenta más triunfos que derrotas y una historia no igualada por ninguna fuerza política local y aún del interior. Un partido que hoy parece no tener un timonel y relegado a un tercer lugar en las candidaturas. No es precisamente el futuro que avizoraba Cantoni.
