Ya derramaron miles de lágrimas por las tragedias que sufrieron, pero decidieron volver a empezar. Y es en esta etapa, que cuatro familias que perdieron sus viviendas en incendios, coinciden en la importante ayuda que recibieron de vecinos, conocidos e incluso de gente totalmente desconocida.
Todos pasaron por lo mismo y decidieron aferrase a la familia para salir adelante. Así, poco tiempo de que el fuego les consumiera parte de sus vidas, los Arias, Díaz, Cáceres y Gil, contaron cómo es vivir después de un incendio.
Las cuatro familias fueron víctimas de las llamas más dañinas en lo que va del año.
La primera familia afectada fue la de Susana Cáceres. El 12 de febrero pasado el fuego se llevó casi todas sus pertenencias y dejó dañada la casa en la que vive junto a su hijo y su marido, en la Villa San Damián, en Rawson. Uno de los hijos aseguró que la cocina que tiene, los colchones y la ropa que usan todos los días son gracias a la ayuda de los vecinos y de la gente que leyó el diario. Lo mismo dijo Andrés Gil, de Rawson, que además de perder los muebles, ropa y frazadas, tuvo 22 días a su hija internada por quemaduras. También aseguró que gracias a la ayuda de la gente ya tienen la casa pintada y habitada. Más tarde, el 4 de mayo, un incendio devastador dejó sin casa a Rosa Díaz en Marquesado. La mujer aún vive con su mamá a unas cuadras de su casa, porque no tiene techo, pero agradece a los vecinos que la ayudaron a apagar el fuego y que el sábado hicieron un locro para juntar dinero para el cañizo. Un poco menos afectados, pero con el mismo dolor, la familia de Pablo y Javier Arias, perdió la ropa de invierno de los 9 niños de la casa, el baño, una heladera, entre otras pertenencias. Ellos sufrieron la tragedia el 14 de mayo pasado y con la ayuda de vecinos ya tienen con qué pasar los días fríos.
