Por Sebastián Marengo

Era un clásico, y como tal nadie quiso perdérselo. La cancha de Centro Valenciano estuvo colmada. Repleta. Como si fuese una verdadera final, aunque por el presente de ambos era una final anticipada.

Ni la fría noche fue impedimento para llegar, alentar y ver un partidazo. La entrada a sólo $5 fue el ticket para ver un clásico de los últimos tiempos. Y eso que cuando apenas iban 8 minutos del primer tiempo, las puertas del ingreso a La Barraca se cerraron porque no cabía nadie más.

Tribunas repletas, la gente casi dentro del rectángulo de juego apoyada en las barandas y la “platea preferencial” que se habilitó anoche, como fueron los árboles. Es que al no haber ubicación disponible, los hinchas se treparon en las ramas y desde allí siguieron de cerca la gran noche del Colorado Farrán y sus compañeros.

Cada momento, cada gol, se vivió a pleno. Para destacar, el orden y el respeto de los hinchas y el gran operativo policial (más de 40 efectivos incluyendo la Guardia de Infantería) para controlar tanta gente.

Hacía mucho tiempo que un estadio de hockey no se vestía con tanta fiesta. Que desbordara de gente que tuvo que dejar su movilidad a más de 5 cuadras para ser parte de la fiesta que se vivió anoche, que tuvo a Valenciano como ganador, pero al público como eje fundamental para llenar la cancha y ponerle el toque diferente que hacía mucho no se veía.