El viento agita las chapas que crujen amenazantes. Como si fuera una película sangrienta, parece que estuvieran a punto de desprenderse y atravesar un cuerpo humano. El lugar se asemeja justamente al set de un film sombrío, con hierros oxidados y construcciones abandonadas y rotas. Da la sensación que el tiempo ahí dentro está detenido. Pero hasta hace más de 20 años y durante más de cuatro décadas, la Bloquera tuvo un gran movimiento y de hecho estaba considerado un bastión de la reconstrucción de San Juan, ya que surgió tras el terremoto de 1944 justamente para ayudar a levantar casas resistentes con material barato. Obsoleta, ahora están desmantelado algunas partes de la máquina principal y su futuro, aseguraron en Gobierno, será una chacarita.

El Consejo de la Reconstrucción instaló la Fábrica de Bloques en un predio sobre Salta y 25 de Mayo, en Chimbas. Y durante los años posteriores al terremoto fue clave para aportar los bloques con los que se construyeron barrios pero especialmente, cientos de casas bajo el sistema llamado Ayuda Mutua (un grupo de vecinos aportaba la mano de obra y el Gobierno, los materiales).

A mediados del "50, el Consejo de la Reconstrucción le traspasó la fábrica al IPV, que la manejó hasta 1987. Y luego, el IPV se la cedió al Lote Hogar, que la utilizó durante dos años hasta cerrarla definitivamente. Las causas: dejó de usarse el block en las construcciones y por entonces ya no existía ningún repuesto de la vieja maquinaria.

Aunque en el predio hay varias dependencias, la figura destacada es la gran torre que aloja la Besser, la máquina importada de Estados Unidos y que era el corazón del lugar. Hasta arriba llegaba el material granulado por cinta transportadora y se mezclaba con cemento y arena. Por una tolva, la mezcla bajaba después al sector de molde y cortado, en la planta baja.

"Por la características de la Besser, la Bloquera era la única fábrica de San Juan que entregaba bloques con la resistencia requerida. Y constantemente sometíamos a prueba la producción en el Instituto de Materiales y Suelos de la UNSJ. Pero así como era maquinaria de primera, al ser tan vieja ya no teníamos repuestos. Por eso había dos Besser; la segunda era para sacar repuestos", contó Víctor Ayestarán, ingeniero que estuvo a cargo de la Bloquera hasta 1987.

"El trabajo no era para cualquiera, porque no había nada liviano para hacer. Teníamos que descargar camiones con áridos, cargarlos luego con bloques y en el medio trabajar en la Besser. Por eso, todos los empleados rotábamos funciones. Lo más temido era estar en el molde, porque la mezcla que iba sobrando, había que volver a cargarla. Pero era tanta cantidad y tan pesada, que el azadón que usábamos era de hierro fundido, porque los comunes se quebraban", recordó Julio Murúa, quien durante 20 años trabajó en la fábrica.

Hoy, como si un día de trabajo se hubiera detenido abruptamente, la mezcladora de la torre conserva parte de la última carga de áridos que le hicieron, mientras que una bolsa de cemento raída quedó esperando sobre el piso. En otra dependencia, un salón aparece atestado de biblioratos y carpetas con movimientos de la fábrica, desde sus inicios. Se puede rastrear que, por ejemplo, un obrero que descargaba áridos ganaba $24,70 por día, en julio de 1952. Cerca de ahí se conserva otra perlita: sobre la pared, alguien pintó "Club Defensores La Bloquera", el equipo que armaron los trabajadores de la fábrica. Y más lejos y escondidos en la oscuridad de las cámaras donde se secaban los bloques, dos viejos autoelevadores y un tractor desarmado son mudos testigos del abandono.

La Bloquera, que hoy a la vista no es más que un montón de hierros y una molestia estética para los vecinos, tiene las horas contadas. Altas fuentes del IPV dijeron que la torre con la Besser no tiene otro destino más útil que una chacarita, a la vez que en parte del terreno ya comenzaron los trabajos para construir el Centro de Salud Ramón Carrillo; es más, están sacando las chapas de la torre para hacer el cierre perimetral de esa obra. A su vez, la Municipalidad de Chimbas llamó a licitación para la extensión de la calle Rodríguez, que atravesará el predio. Por eso, cuando llegue el momento, el bastión de la Reconstrucción pasará al arcón de los recuerdos.