A Justo P. Castro le gustaba hacer las cosas en grande. Y su bodega fundada en 1889 fue un fiel testimonio de su impronta de vida, al punto que Caucete logró brillar con sus vinos en cuanto concurso y exposición había, incluso ganó una medalla en París en 1989. La bodega de este pionero atravesó una larga y particular historia, ya que además de hacer famoso a ese departamento, fue la primera en San Juan en tener luz eléctrica, y recién en 1943 que empezó a llamarse El Parque, como hoy se la recuerda pese a desaparecer y ser sólo un predio para eventos masivos.

Castro, nacido en Salta, fue una figura clave en el desarrollo de Caucete como futuro departamento vitivinícola. Fue el artífice de que Caucete recibiera por primera vez las mejores cepas y luego los primeros toneles impregnados de exquisitos buquets. Asimismo fue promotor de la llegada de los primeros y más afamados expertos extranjeros para mejorar sus productos.

Algunos historiadores refieren que Castro empezó a introducir cepajes europeos en gran cantidad hacia 1864 y que 10 años después destinó el predio para levantar su bodega, sobre la calle que lleva actualmente su nombre. Contrató cientos de obreros y poco tiempo después ya producía en uno de los complejos vitivinícolas más grandes de la provincia, tanto por sus cultivos como por su bodega y la forma de elaborar vinos. Vendía los vinos Caucete o Perla de San Juan, que eran de muy buen calidad. Contaba con la ayuda de su hermano Luis y la firma era conocida incluso a nivel nacional como Castro Hnos, que para poder abastecer a todos sus clientes compraban a otros establecimientos.

En 1889, en la búsqueda de expansión, Justo Castro se asoció a Luis Castells y Francisco Uriburu. La sociedad hizo más grande aún el complejo en cuanto a capacidad de elaboración y vasija, hasta instalaron un lujoso chalet portátil de madera. Menos de 10 años después, Castro dejó la sociedad, que pasó a manejar Uriburu. Pero al morir éste, sus herederos llamaron a la bodega Francisco Uriburu, en su homenaje. Entre 1910 y 1939, la bodega inició un lento declive y entró en crisis, hasta que en 1943 salió a remate. Por 350.000 pesos de entonces, fue adquirida por una empresa llamada Sociedad Anónima El Parque y desde entonces se la conoce así. Cuando esa sociedad quebró, el establecimiento quedó abandonado y tras varias polémicas y saqueos, salió a remate en 2005. Si bien fue adquirida por un empresario llamado Miguel Benito por $633.33, la Municipalidad de Caucete logró recuperarla al expropiarla por 1 millón de pesos. Desde entonces fue objeto de varios proyectos, pero actualmente se usa como lugar de descanso de los gauchos en la Cabalgata de la Fe y como sede de la Fiesta de la Uva y el Vino.