El Superclásico, el encuentro más esperado no solo por los hinchas de Boca y River, sino por todos los amantes futboleros, tuvo el marco que tenía que tener. Fuegos artificiales, miles de papelitos y las luces de una impresionante cantidad de estrellas luminosas que los hinchas tenían preparadas en las tribunas fueron el marco del gran recibimiento que la hinchada local le brindó al equipo de Boca Juniors cuando ingresó al campo de juego. La salida del equipo fue saludada por una multitud eufórica que hizo temblar La Bombonera, con un aliento ensordecedor para el conjunto local.
El comienzo del partido debió esperar algunos minutos hasta que se disipó el humo de los fuegos artificiales. La fiesta había comenzado horas antes, con las calles de los alrededores de La Boca colmadas, ni hablar de los bares clásicos que rodean la Bombonera. Una hora antes del partido el estadio ya estaba colmado con hinchas de Boca. Nadie quería perderse ni un segundo del encuentro que paraliza el país.
Claro, el plantel de River, que no pudo contar con la presencia de sus hinchas, fue agasajado con un banderazo en las puertas del Monumental cuando los futbolistas partieron en micro hacia La Boca, y a su llegada, como era de esperar, fueron recibidos con un par de huevazos. Repitiendo la escena a la de años anteriores cuando al micro visitante le tiraron maíz y plumas desde las tribunas del estadio Xeneize.
