Partido complicado para San Martín por la forma de juego del rival. Porque Instituto se cerró bien en el fondo, puso mucha marca y entrega en el medio, dejando dos puntos a la espera de una contra. Con ese panorama entrarle a la Gloria con pelota dominada era imposible. Y allí es donde se evidenciaron las dos facetas del equipo del técnico Enrique Hrabina.

En el primer tiempo buscó con el desborde por ambos costados y el posterior centro para el cabezazo. Y en el complemento el libreto cambió, y si bien continuó abriendo la cancha, lo hizo con pelota dominada y al piso, la que le posibilitó desarticular a la defensa cordobesa y encaminarse a la victoria.

El primer parcial, el que apostó por arriba, tuvo tres chances de gol. Apenas iniciado el pleito Walter Cuevas, luego Becerra y en la restante Sebastián Penco también probó con la azotea, sin tener ninguno fortuna.

Quizá por ello fue que para la etapa final la fórmula se movió. Por arriba no era la fórmula y tocar por abajo resultó la carta ganadora.

Es que los espacios llegaron cuando la última línea rival tuvo que salir a cortar. Así fue como a Becerra le quedó el hueco para el gol que torció la noche.

Estaba claro que jugar con la desesperación del rival se agrandaba cuando el Verdinegro le mostraba la pelota. Y con tranquilidad, y la misma secuencia, lo liquidó de contra, tocando y abriendo la cancha para que Penco cerrara la noche, por supuesto, por abajo.