Durante el día, el Centro Cívico muestra su cara original, con oficinas llenas y veredas recorridas por personas que cargan maletines o carpetas. Pero de noche, el edificio se transforma. Adentro sólo se ve luces que traslucen tranquilidad. Y la vereda es tomada por personas que lucen equipos de gimnasia mientras caminan, patinan o trotan. Es que los casi 700 metros que rodean el lugar se transformaron en el espacio elegido para hacer deporte, por quienes piensan que el Parque de Mayo está muy transitado y es inseguro.
Los deportistas van pasando desde las 20 hasta la medianoche, de lunes a viernes. Y después de hacerlo aprovechan las barandas de las rampas para elongar.
Entre quienes hacen ejercicio se puede encontrar parejas, amigos y hasta padres que llevan a su bebé en el changuito. ‘Nosotros venimos seguido. Lo bueno es que acá no hay tanta gente como en el Parque. Allá te atropellan. Además, acá está más fresco porque riegan todas las noches‘, contó Rodolfo Sánchez, quien caminaba junto a un amigo.
El espacio no sólo es elegido por quienes viven cerca. Hay personas de otros departamentos que van hasta el edificio en auto, lo dejan y se disponen a caminar. Es el caso de Manuel Uriarte, quien camina con su esposa. ‘Somos de Chimbas. Nos gusta venir acá porque no hay que ir esquivando gente, la vereda es ancha. Además, dejamos el auto enfrente tranquilos, sabemos que no le va a pasar nada‘, dijo.
La buena iluminación y la presencia de guardias son otros motivos que entusiasman a los deportistas aficionados. Mientras, otros prefieren el lugar por los obstáculos. Carlos Álvarez, quien sube y baja las escaleras de la Plaza Seca del Cívico, contó que ‘además de que está muy oscuro, el Parque me aburre. Ahí sólo se puede dar vueltas‘.
Con sus características, el Centro Cívico se ha hecho tan popular que hasta sirve como aula para dar clases. El profesor de patinaje urbano y hockey con obstáculos, Diego Aguilar, lleva a sus alumnos todas las noches. ‘En la vereda practicamos velocidad y en las rampas, a manejar los frenos. Así el trabajo es más intensivo‘, contó el profesor mientras daba indicaciones.
Todos disfrutan del edificio que cambia de función del día a la noche. Lo que esperan es que su popularidad disminuya, porque sino pronto estarán apretados y se perderá uno de sus encantos.
