Afirman que casi nadie en su sano juicio quiere entrar ahí de noche, de tan peligroso y tenebroso. Para los vecinos, la casona abandonada en la esquina de Independencia y Arenales, en el corazón de la Villa de Carril, Capital, se convirtió en un aguantadero en el que los jóvenes se juntan a drogarse. Pero, además, afirman que se oyen ruidos extraños por las noches que atribuyen a fenómenos paranormales, por lo que ya hablan de una casa embrujada.

"Es peligroso porque ahí se junta gente que uno no se sabe de dónde viene; es un aguantadero para los que se drogan. A veces entran grupos enteros de estudiantes para fumar o drogarse y una vez hasta quisieron violar a una chica ahí dentro", contó Raúl Gómez, un vecino de la zona.

Además, según contaron, al tener dos plantas, la superior permite que quienes ingresan puedan observar las viviendas y sus movimientos, sin ser advertidos.

Para colmo, no tardaron en aparecer los comentarios sobre sonidos que no tienen explicación. "Por las noches se escuchan ruidos, como que arrastran cosas. Hay vecinos que han llamado a la Policía y han venido con patrulleros y luces, pero adentro no encontraron a nadie", relató Agustín Pérez.

Los sonidos sin dueños, según los vecinos, aparentemente provienen de la lúgubre planta alta de la casona, que fue un centro de salud hasta el 2009. En las habitaciones hay pintadas de todo tipo y algunas muestran cruces invertidas. Además, aún se conservan restos de sectores específicos del puesto sanitario, como los laboratorios.