La casa que fuera del Dr. Francisco Narciso Laprida, y que lamentablemente ya no existe, fue declarada Monumento Histórico Nacional durante la primera presidencia del General Juan Domingo Perón, más precisamente en 1948. Conciencia histórica y conocimiento de causa generaron esta significativa medida que enorgulleció a todos los sanjuaninos. En virtud de su importancia y del tiempo histórico que vivimos en el presente año, transcribimos algunos párrafos de esta ley. Primeramente hay que decir que el pedido de esta medida fue solicitada por la entonces Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos, que administraba el Coronel Aníbal Imbert. El decreto en sus artículos apuntaba lo siguiente: ‘Considerando que es deber ineludible del pueblo argentino demostrar su agradecimiento a quienes por sus actividades políticas o privadas hicieron posible la grandeza de la Nación, Que don Francisco Narciso Laprida figura entre los constructores de la nacionalidad, tanto por su patriótica actuación en la campaña de la Independencia, como haber contribuido a la organización civil de la patria (…) Que velar por la conservación de la casa en la cual nació (…) significa honrar justicieramente su memoria y mantener vivo, al mismo tiempo en el espíritu de las generaciones presentes y futuras, el culto de nuestras más honrosas tradiciones (…) Por ello: Articulo 1: Declárase Monumento Histórico (…) la casa en la cual nació el Dr. Francisco Narciso Laprida, ubicada en la ciudad de San Juan, dentro del perímetro que comprenderá el Barrio Histórico proyectado por el Consejo de Reconstrucción. Artículo 2: Autorizase a la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos a que acuerde con los propietarios del citado inmueble la forma de asegurar su conservación (…). Artículo 3: El presente decreto será refrendado por el Señor Ministro Secretario de Estado en el Departamento de Instrucción Pública (…) Firmas: Perón, Belisario Gache Piranà+. A posterior este decreto fue modificado, pero sin alterar su espíritu.

Este decreto habla por sí mismo. Recordemos que la casa soportó la furia del terremoto de 1894 y de 1944, aunque debió ser apuntalada, a lo que se sumó el deterioro propio de una casa tan añeja, más las lluvias que generaron humedad. Según las crónicas periodísticas e historiadores, don Héctor Conte Grand, casado con Delia Sánchez de Loria de Jofré -descendiente de Laprida- donó chapones para ayudar a la gente que se había quedado sin techo, consecuencia del sismo del 44. Lo cierto es que pese a todo su deterioro la casa del prócer podría haberse conservado, según las primeras apreciaciones pero los estudios técnicos la declararon irrecuperable. Otro problema fue la urbanización de la ciudad ya que la antigua casa estaba fuera de línea en el nuevo trazado de la reconstrucción y, en septiembre de 1955, la morada del ilustre Laprida quedó en el recuerdo. Hoy existe una placa conmemorativa, en el acceso a la galería comercial que lleva el nombre del presidente del Congreso de Tucumán.