Lo que no pudo concretar el equipo en la cancha, lo interpretó y vivió el hincha en las tribunas. Porque más allá del enojó para con los jugadores por la derrota final, en todo el partido le pusieron ritmo y en reiteradas ocasiones cantaron el feliz cumpleaños por los 108 que celebró ayer.
Incluso tras el pitazo final de Pablo Díaz, las luminarias de la popular Sur se apagaron y el cielo se iluminó con las fuegos artificiales que hubiesen tenido otro color si anoche el Verdinegro hubiese ganado. No obstante, y ya con los jugadores en el vestuario, los simpatizantes no dejaron su lugar en la tribuna y a puros cánticos vivieron como una fiesta como el Hilario Sánchez se iluminó.
Y es que la tribuna Norte, la que para el juego de ayer pasó a tener un valor de $50 (antes costaba $150) estuvo repleta. La misma tribuna, la de las 8.000 almas que pasó a llamarse, en el marco de los 108 años, Roberto Petrignani, en homenaje al actual vicepresidente, que está en el club desde 1990 y que en toda su trayectoria también tuvo el privilegio de ser presidente.
