Es una de las últimas grandes figuras del folclore argentino que se mantuvieron vigentes por más de 70 años de trayectoria. Víctor Manuel ‘Vitillo’ Abalos ha sido protagonista -con el quinteto Hermanos Abalos- de una parte esencial de la música popular argentina que trascendió las fronteras llegando a innumerables países. Hoy, a sus impecables 91 años de edad, Vitillo comenzó a despedirse de los escenarios con una serie de conciertos por todo el país. Y si bien -al menos por ahora- no hay fecha en San Juan, esta historia viva del folklore confesó que desea con anhelo tocar en la tierra de Buenaventura Luna, a quien conoció (ver aparte). Tierra adonde, recuerda perfectamente, vino hace cuatro años para brindar un espectáculo en el marco de una actividad social para adultos mayores auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación.
"Me encantaría poder dar la despedida en mi querido San Juan, la extraño tanto. Ojalá tuviera la oportunidad de encontrarme con mucha gente amiga’, expresó en charla telefónica con DIARIO DE CUYO el folclorista, quien subrayó que este adiós será ‘despacito, nunca de golpe’.
Vitillo nació en Santiago del Estero el 30 de abril de 1922 en el seno de una familia con muchas tradiciones musicales. En 1933 integró la compañía infantil de Andrés Chazarreta y en 1938 fundó con sus hermanos el histórico quinteto. Difundió con Napoleón Machingo, Raúl Machaco y Roberto -sus hermanos- el cancionero folklórico de norte a sur, llegando hasta Nueva York, gran parte de Europa y Japón.
‘Vengo de una familia que se dedicó enteramente a la música. Mis hermanos, mi padre tocaba el piano, la hermana de mi madre era concertista. Y llevábamos una vida plena, sin computadoras, sin televisores, sin celulares. En mi juventud, el bombo no se compraba en cualquier parte. Había que meterse en el campo y hachar los ceibos’, señalaba Vitillo al recordar su primer encuentro con el bombo legüero. El primero que tuvo se lo regaló su padre: ‘En 1937 llega el bombo a mi casa y nos atrapó a todos los hermanos. Descubrimos sonidos, ritmos, contra-ritmos maravillosos. Todavía hoy me sigue sorprendiendo y está presente como instrumento de percusión en todas las culturas del mundo. El bombo es atrapante y misterioso por eso lo quiero tanto’, relató con su memoria intacta.
Los Hermanos Abalos fueron creadores y recopiladores de clásicos del cancionero popular: Agitando pañuelos, Chacarera del rancho, Nostalgias santiagueñas, Carnavalito quebradeño, Zamba de los yuyos, El gatito de Tchaikovsky, entre otras. Pero no todas fueron rosas. En los comienzos, "lamentablemente en la ciudad de Buenos Aires, tan cosmopolita, no había tanto interés por el arte del folclore. Teníamos que hacer tripa y corazón para poder tocar y difundir lo que sabíamos’, recuerda el integrante de este combo que saltó a la popularidad con la interpretación de "Carnavalito" en la película "La Guerra Gaucha" (1942), dirigida por Lucas Demare. El grupo se mantuvo activo por más de 60 años, hasta que Machaco falleció el 7 de abril de 2000 y Roberto en noviembre de 2001. Fue justamente la muerte de todos sus hermanos uno de los golpes más duros que debió soportar este baluarte santiagueño, que mira con optimismo y grandeza a las nuevas generaciones.
"Nuestro país es muy grande, hay mucha gente que tiene conciencia de la identidad argentina, son aficionados de alto valor interpretativo… aparecen leños nuevos para que sigan avivando este fogón’, valoró Don Víctor, de cara a la despedida.
‘Me cuesta creer que un día deba retirarme, pero es la ley de la vida. Sólo me hubiera gustado conocer a esa gran poetisa chilena Violeta Parra. Cuando escuché Gracias a la vida, por primera vez por Mercedes Sosa, me emocioné tanto con esa canción, que sentí que hablaba de mí. Yo agradezco a la vida mi salud y mi memoria que la supe conservar con los años’, valoró el bombista, que -como para aplacar un poco las emociones- con su lucidez y chispa intactas, agregó "Pero estoy pensando que voy hacer cuando sea grande…’.
