No es una obra sencilla. Y además requiere un gran despliegue de instrumentos. Tal vez sean algunas de las razones por las que no se hizo antes en la provincia. Pero el día llegó y finalmente, la Consagración de la Primavera estremecerá el Auditorio Juan Victoria (hoy a las 21.30, con entrada libre), ejecutada por la Orquesta Sinfónica de la UNSJ, con algunos refuerzos y bajo la batuta del Maestro Emmanuel Siffert, quien se manifestó "feliz" por este logro y alabó "la fuerza rítmica, las armonías místicas al comienzo de la segunda parte y la instrumentación" de esta verdadera joya moldeada por el ruso Igor Stravinsky.
"Ésta es la primera vez en San Juan y es muy importante para la Orquesta tenerla en el repertorio", comentó a DIARIO DE CUYO el director, quien confirmó que es "una obra difícil de trabajar, ya que es muy compleja rítmicamente". Para su interpretación, además y tal como señalaron desde la formación, se necesita un orgánico muy grande. Y si bien se optó por hacerla con una versión reducida, lo mismo tuvieron que contratar refuerzos: violines, cornos, clarinete, contrafagot y flauta.
Integrante de una serie de ballets (junto a El pájaro de fuego y Petrushka) creados para la compañía de Serguéi Diaghilev, con el majestuoso Nijinsky a la cabeza; aborda una historia anclada en la Rusia antigua, donde una doncella es raptada y debe realizar al inicio de la primavera un sacrificio para que el pueblo obtenga la benevolencia de los dioses: bailar hasta su muerte. Augurios primaverales, Juego del rapto, Cortejo del sabio, Adoración de la tierra, El sacrificio, Glorificación de la elegida y Danza sagrada son algunos de los pasajes de esta magnífica pieza, que debutó con el pie izquierdo. "Una sucesión estruendosa e incomprensible de sonidos y ruidos", fue el palazo prácticamente unánime que recibió La Consagración…, por su innovación en ritmo, melodía, armonía y orquestación. Transgresión que le deparó el cartelito de "rupturista" a Stravinsky, quien exploró todos los registros de los instrumentos (uno de los ejemplos más claros es el altísimo fagot de la apertura) y usó instrumentos poco frecuentes en una sinfónica, como el güiro o la trompeta piccolo. Cuentan que cuando la partitura original de La Consagración… (que en San Juan subió a escena con gran éxito, de la mano de Violeta Pérez Lobos y su Estudio Coreográfico Argentino) volvió a las manos del compositor ruso, él escribió en la última página: "Ojalá quien quiera que escuche esta música jamás experimente la burla a que fue sometida y de la cual fui testigo en el Théâtre des Champs Elysées, en París, primavera de 1913". Había nacido el mito.
