En relación a una carta publicada hace unos días en la sección "’Los lectores opinan” de este diario, titulada "’depredación de fauna y flora”, llama poderosamente la atención una parte dedicada a la "’contaminación visual”.

Realmente este es un punto o una especie de contaminación a la que la gente no le da importancia y muchos ni siquiera creen que existe o que es inocua. Y sin embargo no es así, porque llega a tergiversar, distorsionar, estropear y muchos otros calificativos mas, el lugar y el entorno donde se lleva a cabo.

La contaminación visual es un tipo de contaminación que parte de todo aquello que afecte o perturbe la visualización de sitio alguno o rompan la estética de una zona o paisaje, y que puede incluso llegar a afectar a la salud de los individuos o zona donde se produzca el impacto ambiental es un problema que nos está afectando a todos.

Se refiere al abuso de ciertos elementos "’no arquitectónicos” que alteran la estética, la imagen del paisaje tanto rural como urbano, y que generan, a menudo, una sobreestimulación visual agresiva, invasiva y simultánea.

Dichos elementos pueden ser carteles, cables, chimeneas, antenas, postes y otros elementos, que no provocan contaminación de por sí; pero mediante la manipulación indiscriminada del hombre (tamaño, orden, distribución) se convierten en agentes contaminantes.

Desgraciadamente esto es muy común, demasiado frecuente en nuestra provincia y se lo puede verificar en cuanto lugar al aire libre llega la gente, ya sea en lo alto de una montaña, en los bosques, en parajes de gran belleza y hasta en lugares donde se encuentran petroglifos indígenas siendo este uno de los lugares en los que causan un mayor daño cuando escriben sobre los signos hecho por nuestros antepasados, lo que es un estropicio mayor. Esto lo podemos ver de manera profusa en las montañas del valle de Zonda, en Ullum, en Pie de Palo (Caucete), como así también en otros sitios de la provincia, incluso en el Mercedario y las Sierras Azules.

Considero que esta costumbre puede erradicarse con una buena campaña de concientización, no es tan difícil que la gente comprenda que no debe hacerse. Hay lugares que visita mucha gente, por ejemplo en Valle Fértil, en los que tal vez con buenas intenciones se ha pintado sobre las rocas el nombre del lugar donde se llega.

Hay que tener cuidado con las cosas y respeto por el medio ambiente y la naturaleza.