La decisión de Carlos Gómez Centurión de explorar la cordillera para adueñarse de sus formas y colores, pero con una mirada muy particular, trascendió la frontera local para llegar a la sala principal del Museo Sívori de la Ciudad de Buenos Aires donde acaba de terminar su muestra con críticas que lo han dejado más que satisfecho.
Estas pinturas surgieron luego de varias expediciones que Carlos realizó desde el 2001, junto a un semiólogo, un poeta, un ingeniero en minas, un camarógrafo y un sonidista, en una caravana de casi cuarenta mulas que cargan lo necesario para hacer campamento a 4000 metros de altura. Pero eso no es todo, ni termina allí, ya que los próximos meses planea ascender a las yungas Jujeñas para luego ir a la cordillera helada del sur argentino y nuevamente a la cordillera sanjuanina. Con este material y lo procesado luego en su taller, realizará una gran muestra en el Palais de Glace a mediados del año próximo. El gran proyecto se denomina Digo la Cordillera.
El paso de esta obra por Buenos Aires dejó huellas. Viviana Poieman, periodista especializada, señaló en una nota que "esta continuidad que se tiende entre lo expresado, la montaña, y el vehículo de expresión, el cuadro, es quizás el rasgo principal del lenguaje de Gómez Centurión que lo sitúa entre los artistas más originales de la actualidad.
Sus últimas, las pinturas nos traen la esencia de las altas cumbres en la revelación de la pintura misma, en estas bellas obras hay una verdadera elaboración donde la experiencia de Gómez Centurión habla desde el fondo de la montaña. En los grandes dibujos a carbonilla o tinta aparece la mano del arquitecto que dibuja una cartografía de la montaña. Vemos la tierra, la sentimos en estos lienzos apaisados, la textura y el color palpables, la presencia de los Andes en una contundencia extraordinaria, en una pintura que no representa sino que es. El artista rebate el plano, como si lo abriera longitudinalmente, y nos muestra el núcleo de la montaña, un magma seminal que late en la roca viva".
Además recibió la critica de sus pares, que para Carlos es algo muy valioso, más aún en un medio tan crítico y exigente a nivel cultural como es Buenos Aires. "Para mi ha sido muy importante porque considero que lo que digan mis pares es lo que te valida como artista. Tal es el caso de Gárgano, quien me envió un mail hablando del tema, del cambio que he tenido y esa devolución como otras que he recibido de gente que respeto es lo que más me interesa".
Aquí algunos de los cuadros que expuso en la Sala principal del Museo Sívori.
