Nadie podía imaginarse a comienzos del siglo XX que aquel joven físico llamado Albert Einstein, quien con su sueldo de funcionario apenas tenía para alimentar a su familia, llegaría un día a ser aclamado por las masas y a aparecer en las portadas de los diarios al lado de los más importantes líderes mundiales. Y no fue un golpe de suerte o un escándalo lo que lo llevó a la celebridad. Einstein consiguió con su intuición e imaginación y sin, prácticamente, realizar ningún trabajo de laboratorio, cambiar la forma de entender el mundo, revelando a la ciencia los secretos del universo.

Vivimos un momento de crisis con graves falencias: valores subvertidos, falta de respeto hacia nuestros pares y avasallamiento a la autoridad.

Alfredo Román expresa: "En las crisis profundas se encuentra el germen de la ilusión y de allí surge también la fuerza para realizar el cambio".

Albert Einstein escribió un magnífico texto que revela el impacto positivo de la crisis sobre las personas y los pueblos. Expresa así: "La crisis es la mejor bendición que puede sucederles a personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis donde nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y se rige más por los problemas que por las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla". Aunque supeditada su vida privada al trabajo, Einstein tuvo tiempo para pensar cómo construir un mundo mejor. Militó activamente en las filas del pacifismo y luego de la explosión de bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial (1945), luchó por el desarme nuclear, contra el racismo y la intolerancia y a favor de un gobierno mundial que asegurara la paz.

Ojalá las doctrinas de mentes brillantes nos orienten en el trabajo de fortalezas que nos identifican: recursos humanos, riquezas naturales e instituciones republicanas que rigen los destinos de nuestros países.