La cura termal es un tratamiento alternativo que ha adquirido mucha trascendencia, sobre todo en los últimos tiempos. Cuando una persona se expone a un baño termal, recibe la acción directa de la temperatura en forma de shock y los minerales comienzan a ser absorbidos en pequeñas concentraciones por la piel. Una vez en el organismo, los minerales son depositados en el tejido celular subcutáneo y desde ahí ejercen su acción activando el metabolismo orgánico a través del eje hipotálamo-suprarrenal. El secreto termal estriba en el juego rítmico que provoca, que se traduce en tensión-relajación / actividad-reposo. La acción de este tipo de aguas sobre el organismo es múltiple y completa. Entre las propiedades curativas que posee, se destacan las siguientes: estimula las defensas del organismo, reactiva el metabolismo retardado en muchos reumáticos, tiene poder desestabilizante sumamente útil, considerando la participación alérgica en el orden de las afecciones reumáticas, depura la sangre eliminando las toxinas y productos de desechos por la sudoración y diuresis que provoca, relaja los músculos y, por su acción revulsiva y resolutiva, actúa sobre los edemas, tumefacciones y procesos crónicos fibrosos, seda el sistema nervioso, entre tantos otros beneficios.
