Mediante la votación popular, los ciudadanos debemos asumir hoy los destinos del país, gratificados por un sistema democrático consolidado en 32 años de participación política abierta, inclusiva y competitiva por voluntad de los mandantes. Debemos enorgullecernos de una forma de expresión popular adoptada en la mayor parte del mundo occidental donde existe el Estado de derecho.

Los politólogos califican a la democracia como perfectible, pero también como la única manera de que el electorado se exprese con transparencia, con características diferentes en cuanto a la evolución representativa, como ahora que incluye a la representación argentina del Parlasur. También podríamos tener el primer balotaje, el 22 de noviembre, una instancia de la Constitución que no se concretó en 2003, por decisión de uno de los candidatos presidenciales. Esta segunda vuelta es atípica en el mundo por la diferencia de 10 puntos porcentuales entre los más votados en nuestro sistema.

Además, esta elección ofrece el menor número de candidaturas desde 1983, con sólo seis fórmulas presidenciales de alianzas de partidos, habilitadas en las primarias obligatorias del 9 de agosto último: Daniel Scioli (Frente para la Victoria), Mauricio Macri (Cambiemos), Sergio Massa (UNA), Margarita Stolbizer (Progresistas), Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal) y Nicolás del Caño (FIT). Se agregan a la elección de presidente y vicepresidente, 24 senadores nacionales, 130 diputados nacionales y 19 parlamentarios del Mercosur. En otras boletas, once provincias elegirán sus gobernadores para los próximos cuatro años: Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz.

Según la Cámara Nacional Electoral estos comicios serán los más controlados de la historia, con medidas inéditas que incluyen cuartos oscuros complementarios, sobres inviolables para trasladar los telegramas, mayor participación de los fiscales y seguimiento por GPS en tiempo real del repliegue de urnas a fin de asegurar la fiscalización y la transparencia del proceso.

El clima de civismo irreprochable se vive plenamente en San Juan y es digno de destacar cómo lo mostraron los candidatos a la Gobernación el viernes último, en un almuerzo organizado por este diario. Hubo consenso sobre el futuro de la provincia, sin debate y en un ambiente de camaradería, sin dejar de lado la identidad ni las promesas de campaña, en general coincidentes con las expectativas de la gente.