Venía de Mendoza de ascender el cerro El Aconcagua (6.960 metros) y su intención era explorar El Mercedario en Calingasta (6.770 metros) antes de volver a su país, Alemania, porque se reintegraba a su trabajo en enero de 2003. Aquella misión de Andreas Colli (37) en el cuarto pico más alto de América se haría en 8 días: el experto montañista iniciaría su viaje el 14 de diciembre de 2002 y volvería el 21. Hoy, 10 años después de ese fallido regreso, la desaparición de Colli es uno de los mayores enigmas y una gran deuda de investigación en la Provincia.
Para su familia, crítica del accionar policial y judicial, Andreas fue víctima de un asesinato y siempre ligó a esa hipótesis a los gendarmes que ocupaban esa vez puestos claves de custodia y auxilio en la zona previa a El Mercedario.
En el Primer Juzgado de Instrucción, sin embargo, consideran hasta hoy que no hay pruebas para sostener esa teoría. Sí hubo un estado de sospecha sobre 6 gendarmes y el encargado del hotel de Barreal, Calingasta, por el supuesto delito de falso testimonio, dijeron fuentes judiciales. Hasta se extrajeron cenizas de la caldera del hotel, porque supuestamente allí incineraron a Colli pero eso no se pudo probar.
Hoy, es probable también que la causa por el supuesto falso testimonio haya prescripto, porque nunca hubo resolución judicial para establecer si los implicados debían o no ser procesados.
El único punto que pareció echar luz sobre el complejo caso fue la aparición de la mochila con varias pertenencias del alemán: su campera, zapatillas, una bolsacama, un pantalón especial (primera piel), unos calzoncillos, un calentador, una linterna de cabeza, un botiquín con medicamentos, un patito con colores negro y amarillo, y un libro con inscripciones en alemán, inglés y castellano.
Un baqueano barrealino declaró que el 27 de diciembre de 2006, recibió la mochila de dos italianos que fue a buscar en la base de El Cerro Negro (pico previo a El Mercedario). Pero la existencia de esa mochila se reveló a los pesquisas en febrero de 2003, cuando Gendarmería entregó a la Policía lo que el baqueano les dio (la campera, el botiquín y la mochila). El hombre se había dejado el resto de las cosas.
Tiempo después los italianos fueron localizados y declararon que habían hallado esa mochila en un lugar de la cima de El Cerro Negro, cerca de La Ollada, dijeron las fuentes.
Entonces el caso se reactivó. Oficialmente, gendarmes, policías, el propio juez, montañistas, abogados de la familia Colli (en un viaje fueron hasta periodistas), hicieron al menos tres exploraciones en esa complicada geografía, sin dar con el cuerpo. El mismo resultado tuvieron las expediciones realizadas por andinistas locales, pagados por la familia de Colli.
Diez años después, el caso Colli sigue en penumbras y amenazado con la peor suerte: un expediente más en el archivo.
