La deshidratación en niños reduce la capacidad cognitiva y afecta la atención, memoria inmediata y estado de ánimo. Todas estas consecuencias puede provocar la falta del elemento vital en el organismo humano, según advirtieron expertos de la salud y por eso recomendaron el consumo abundante de agua, especialmente en la jornada escolar.

El CESNI (Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil) indicó que para una hidratación saludable en la infancia es necesario beber un vaso de agua con el desayuno y no esperar que el niño tenga sed, por lo que es importante ofrecer el líquido durante el día y en la jornada escolar. El organismo sugirió limitar el consumo de bebidas azucaradas, no endulzar en exceso las infusiones y observar el color de la orina: si es clara y transparente está hidratado en forma correcta.

La deshidratación en los niños (y en los bebés) ocurre cuando existe una falta de líquidos en el cuerpo, que son necesarios para que lleve a cabo sus funciones en un nivel óptimo.

Estudios comprobados:

En un niño de 8 años la deshidratación del 2%, considerada leve, implica medio litro de agua menos de la cantidad que debería consumir por día, expresaron especialistas en el marco de un debate sobre hidratación saludable, cuyas conclusiones fueron recogidas en un libro publicado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI). Los expertos citaron un estudio sobre indicadores urinarios realizado en población escolar en Estados Unidos, que proyectaron en el país, que mostró que el 84% de los niños llega a la escuela en estado de subhidratación. La investigación reveló que las respuestas cognitivas de los niños, la atención, memoria inmediata y estado de ánimo, mejoró en los que incrementaron la ingesta de agua durante la jornada escolar. Otro estudio mencionado por los expertos analizó la respuesta de niños de entre 10 y 12 años durante una deshidratación voluntaria en el colegio y manifestaron que el rendimiento en las pruebas de memoria inmediata fue mejor en el grupo hidratado. Asimismo, expresaron que el aumento del consumo de agua durante 5 horas y media en un grupo de estudiantes de 9 a 11 años demostró el efecto beneficioso en la memoria a corto plazo y niveles de vitalidad respecto de otro que no recibió agua suplementaria.

Por convención, las pérdidas de hasta el 5 por ciento del líquido corporal se consideran leves; hasta el 10 por ciento, moderadas; y hasta el 15 por ciento, severas. La deshidratación, en casos extremos, puede llevar al ‘shock‘ y a la muerte.

La especialista de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios y Trastornos Alimentarios (Saota), Rosa Labanca, sostuvo que ofrecer agua a los niños, ‘ponerla a su disposición en lugares de juego, anticipar en los días de calor o en ambientes secos su ingesta, no sólo es contribuir a una mejor hidratación, sino que constituye un aprendizaje que se afianza como hábito‘.

Los especialistas destacaron que los primeros años de vida constituyen la etapa más importante para afianzar el hábito de tomar agua en forma abundante y destacaron que en la edad adulta contribuye a reducir los índices de sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas. El jefe de Clínica Pediátrica del Hospital Garrahan, Hernán Rowensztein, expresó que ‘se vuelve imperativo que durante la jornada escolar el niño acceda a fuentes de agua por sobre otras bebidas’.