Era la regalona de su madre, Lucinda, tal vez porque era la más chica de cinco varones y cinco mujeres. Sumisa, conversadora, sencilla y miedosa, la chica de 25 años, que hoy se encuentra detenida acusada de supresión de estado civil luego de entregar su beba recién nacida a dos hermanos, es una mujer que no ha tenido una vida fácil. Hace cinco años sufrió con extremo dolor el fallecimiento de su madre, con quien tenía un vínculo muy especial, a duras penas pudo terminar la escuela, no tiene nada material y atravesaba una grave situación económica al momento de desatarse el problema que ahora la envuelve. Además, tampoco pudo conformar una familia con sus parejas, que la abandonaron en sus cuatro embarazos.
Su familia dice que Y.C. (no se revela el nombre para resguardar a sus hijos, menores de edad) es una mujer de trato simple, extremadamente sencilla y siempre dispuesta a dar una mano. Cuando iba a la casa de sus amigas y veía desorden, ahí nomás se arremangaba y se ponía a limpiar.
Le gusta conversar y, afirman, también es de confiar en las personas. Además, si bien se maneja con soltura en Pocito, aún no logra ubicarse bien por las calles del centro y contaron que cuando venía al centro, le tenían que explicar bien porque una vez viajó en el micro y terminó volviendo en el mismo transporte porque se pasó en la parada. +Es muy temerosa en algunas cosas+, graficó un hermano.
Cuando quedó embarazada de su hija más grande, que ahora tiene 5 años, su madre enfermó y falleció el mismo año en que nació su nena. La muerte fue un golpe muy duro para la joven, que tenía 20 años y quien afrontaba su flamante maternidad sola, pues su novio la había dejado.
Precisamente, la joven madre no pudo armar una familia. Después de su primera hija llegaron dos pequeños más, que ahora tienen 3 y 2 años; y ahora la bebé. Los del medio los empezó a cuidar un hermano, pues ella no podía hacerlo por sus propios medios.
+Ninguna de sus parejas se hizo cargo de los hijos. Siempre sola y con el apoyo de toda la familia fue saliendo adelante+, expresó un pariente. Ella es católica, pero hace poco la habían invitado a una iglesia evangélica y empezó a asistir a algunas celebraciones, para pedirle a Dios ayuda y fuerza.
Terminó la escuela hace poco, incluso fue a clases con panza. Pero su situación económica era apremiante y una de su hermanas contó que se la llevó a su casa porque no tenía ni para comer.
El 16 de junio, Y.C. dio a luz a su cuarto hijo, una bebé a la que no sabía cómo iba a mantener si no tenía ni para comprar pañales. Según la investigación, fue entonces que se la entregó a una mujer llamada Carolina Castro, a quien aparentemente ya conocía. Incluso, Y.C. asentó a la bebé con el apellido Castro y un hermano de Carolina fingió ser el padre al firmar el documento. Por esa maniobra los tres están detenidos. Si bien al principio hubo una versión de que la criatura fue comprada por $4.000, ese dinero fue para ayudar a la frágil economía familiar, según dicen.
Y.C. luego se arrepintió y al no conseguir que le devolvieran a su hija hizo la denuncia policial, a riesgo de que lo iba a tener que afrontar. Según dicen, un pastor le aconsejó que luchara por su niña. Ahora Y.C. llora todo el tiempo desde que está detenida, pregunta por sus hijos y quiere volver a verlos.
