Los ocho hijos de Muammar Kadafi, que ocupaban sus vidas en asuntos tan dispares como ser jefe de seguridad, embajadora de buena voluntad de la ONU o “playboy”, ganaron una reputación por su comportamiento extravagante y extraño que casi igualaba al de su padre. En el caos de la guerra, tres de ellos parecen haber muerto, al igual que el depuesto líder libio, cuatro están en el exilio y uno fue detenido ayer.
La envidia y la codicia habían envenenado las relaciones en el seno de la familia, pero cuando la rebelión estalló en febrero, los siete hijos y una hija de Kadafi cerraron filas en torno a su padre, dejando a un lado sus vidas, que en muchos casos desarrollaban en el extranjero. Sin embargo, un cable diplomático filtrado por EEUU del 2009 indicaba que “las trifulcas mutuamente destructivas no son nada nuevo para una familia notoriamente dividida”.
El hijo más conocido a nivel internacional, Saif al-Islam, a pesar de ser el más esquivo fue detenido ayer en el Este de Trípoli. Saif al-Islam, que estudió en la London School of Economics era considerado un posible heredero del gobierno libio. Después de que los manifestantes lograran el control del Este del país y hubiera disturbios en Trípoli, amenazó con consecuencias calamitosas, diciendo que si no paraban las protestas “en vez de llorar por 84 (muertos) lloraremos por cientos de miles”.
Por todo esto, y al igual que su padre, ha sido reclamado por la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad. A su vez, era presidente de la Fundación Kadafi para el Desarrollo, dedicada a preservar los derechos humanos y a fines humanitarios, que creó su padre en 1997.
En tanto otros tres hijos de Kadafi – Mo’tassim, Khamis y Saif al-Arab- parecen haber fallecido al igual que su padre. Mo’tassim, que una vez fue asesor de seguridad nacional, murió el jueves cerca de Sirte. Su cadáver fue exhibido en la ciudad de Misrata, y un médico que examinó su cuerpo dijo que aparentemente murió después que su padre.
Por su parte Khamis desempeñó un papel destacado en los esfuerzos de Kadafi por aplastar la revuelta como comandante de la 32 brigada, una de las unidades mejor equipadas de Libia. Sobre él la televisión siria confirmó que falleció en combate en Trípoli el 27 de agosto.
El tercer muerto Saif al-Arab murió en un bombardeo de la OTAN en Trípoli. El hijo consentido de un padre indulgente, estudió en Alemania y se dijo que se vio envuelto en una pelea en un club nocturno de Múnich con un guardia de seguridad que trató de expulsar a su compañera cuando ésta comenzó a desvestirse. Los cables diplomáticos de EEUU, del 2009, decían que Saif al-Arab pasaba “mucho tiempo de fiesta”.
LOS DEMÁS
El resto de los hijos de Kadafi parecen estar a salvo por el momento, al menos en los países vecinos. Saadi huyó a Níger en septiembre, donde el Gobierno dijo que no sería extraditado si existía la posibilidad de que no recibiera un juicio justo o corriera el peligro de que fuera condenado a muerte.
Saadi, que intentó negociar con el CNT a finales de agosto después de que sus combatientes controlaran Trípoli, tuvo una breve y desapercibida carrera en varios clubes del fútbol italiano y también fue el capitán de la Selección libia, cuyo entrenador fue destituido una vez por no seleccionarlo.
Los otros tres vástagos viven en Argelia, y el Gobierno de ese país dijo haber dado refugio a la mujer de Kadafi en agosto, junto a su hija Aisha y sus hijos Hannibal y Mohammed.
Aisha, que estudió en Francia y salió en defensa de su padre cuando comenzó la revuelta, cultivó una imagen glamorosa que llevó a algunos a describirla como la Claudia Schiffer del Norte de África. La hija de Kadafi, abogada, formó parte del equipo que defendió a Saddam Hussein en Bagdad. Pero su puesto de embajadora de buena voluntad de Naciones Unidas no sobrevivió el levantamiento popular de febrero.
En tanto, el hijo mayor de Kadafi, Mohammed, dirigía el Comité Olímpico libio y estaba a cargo de la red telefónica del país, que utilizaba para espiar a activistas contrarios al régimen y meterlos en la cárcel. Mientras Hannibal es conocido por un altercado en un hotel de Ginebra que causó un incidente diplomático. En el 2008, la policía suiza detuvo al hijo del mandatario libio y a su mujer embarazada acusados de maltratar a dos empleados domésticos. Fueron puestos en libertad rápidamente y les retiraron los cargos en cuestión de días, pero Libia retiró millones de dólares de cuentas de bancos suizos y detuvo sus exportaciones de petróleo a ese país.
