Ella es judía. Como tal soportó desde pequeña diversos tipos de segregación o discriminación por su religión.

Aprendió a adaptarse a esa situación, tan arraigada en la idiosincrasia de todos los pueblos, cuando de minorías se trata. ¿Cómo se adapta un individuo minoritario? Tolerancia, indiferencia, sarcasmo, silencio. ¿Reaccionar? Nunca. Dolorosamente comprobó en más de una oportunidad que reaccionar (discutir, polemizar, agredir) es contraproducente.

Ella fue docente durante 30 años en la universidad nacional. Observó sus festividades religiosas amparada en el derecho de ejercer libremente su culto, garantizado por el Art. 14 de la Constitución Nacional. Cabe resaltar que la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), ha trabajado la interacción de distintos espacios ciudadanos desde lo público, social y académico con miras a la inclusión e integración.

Ella llegó al ocaso de su carrera y pensaba ejercer su derecho a voto en las últimas elecciones departamentales de las que podría participar. Sin embargo, constató que las mismas fueron pautadas en coincidencia con una alta fiesta del calendario judío. 

Ella protestó informalmente por correo electrónico a su superior inmediato. Recibió una disculpa y una promesa de informar al órgano de co-gobierno de la Facultad para "evitar que el error se repita". No conforme con esto ella remitió una nota al Consejo Directivo, solicitando la suspensión del acto eleccionario y su reprogramación para un día hábil del calendario judío. No obtuvo respuesta.

Ella observó su festividad y no acudió al acto eleccionario. Se consideró discriminada y elevó una queja al Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo). El Inadi tomó su denuncia y comunicó a ambas partes una fecha de audiencia conciliatoria.

Ella acudió a la audiencia con la idea de conciliar. No un resarcimiento económico, pero sí una reparación moral. Una disculpa pública.

No fue posible. Ningún miembro del Consejo Directivo asistió a la audiencia, por lo que la abogada mediadora tuvo que dar por fracasado el acuerdo conciliatorio.

Y surge entonces algo tan dañino como la discriminación: el "ninguneo". El menosprecio, indiferencia o desconsideración hacia el prójimo. La falta de respeto, teñida de arbitrariedad.

Para reflexionar: la universidad debe ser un ámbito donde se promueva la interculturalidad. Romper con la violenta dualidad "nosotros / otros". Desactivar los discursos y las acciones que reproducen prejuicios, estereotipos y estigmas, obstaculizando la libertad de culto.

Hasta que no nos pensemos como un entramado de relaciones en las que todos estamos inmersos como sociedad, reconociendo las múltiples tradiciones y creencias de cada uno, seguiremos perpetuando las divisiones entre hermanos.