Como las elecciones presidenciales de este 13 de diciembre serán las más reñidas en 20 años de democracia chilena, los principales candidatos ya sacan cuentas por anticipado para el ballotage del 17 de enero.
Para no perder su hegemonía, la centroizquierda gobernante diseña alianzas estratégicas con sus rivales para una eventual segunda vuelta, dando por seguro que ningún candidato alcanzará la mitad más uno de los votos para triunfar en la primera vuelta del 13 de diciembre.
Mientras el candidato presidencial derechista, Sebastián Piñera, encabeza las encuestas para la primera vuelta, la Concertación de centroizquierda que gobierna Chile busca por estas horas sumar el respaldo de sus rivales de la izquierda opositora para que el candidato oficialista, Eduardo Frei, gane el ballotage de enero.
Por estos días, los operadores electorales de Frei (segundo en las encuestas para la primera vuelta) digitan un encuentro de discusión programática para pedirles apoyo a los otros dos candidatos presidenciales de centroizquierda: Marco Enríquez Ominami (tercero en la primera vuelta) y Jorge Arrate.
Según especulaciones, ya habrían realizado algunas reuniones en los últimos días para aunar esfuerzos y vencer a Piñera en el ballotage.
"En primera vuelta, los votantes chilenos siempre se inclinan por la derecha y en ballotage gana la izquierda. La diferencia es que ahora un derechista es el candidato más fuerte para la segunda vuelta también", comentó a DIARIO DE CUYO Mauricio Morales, cientista político de la chilena Universidad Diego Portales.
En esta reñida disputa, Enríquez Ominami se convierte en un personaje clave, al punto tal que puede poner en riesgo la posibilidad de que el candidato del Gobierno (Frei) pase a segunda vuelta.
"Enríquez Ominami se le acerca a Frei, que está segundo. Daría la impresión de que no va a alcanzarlo, pero es un escenario muy abierto", comentó, por su parte, Sebastián Rivas, desde la redacción del diario chileno "El Mercurio".
Incertidumbre
En caso de que salga tercero en primera vuelta, hay gran incertidumbre por saber cuál de los dos candidatos que pasen al ballotage se beneficiarían con los votos de Enríquez Ominami.
"Si no pasa a ballotage, un tercio de los electores de Enríquez Ominami se inclinará por Frei, otro tercio por Piñera y el resto se pronuncia indeciso", explicó a DIARIO DE CUYO Roberto Izikson, jefe de estudios públicos de la consultora chilena Adimark.
Mientras ese sector indeciso se perfila como una de las joyas de la corona, la Concertación que gobierna Chile hace 20 años llega a estas elecciones con palpables signos de desgaste político, presentando un candidato presidencial "sin carisma" en unos comicios que "se han centrado más en la personalidad de los candidatos que en sus valores ideológicos y partidarios", comentó Morales.
Además de los escándalos de corrupción y los diputados que abandonaron la Concertación, "la izquierda chilena tuvo problemas bastante severos de coordinación partidaria, que le impidieron elegir un candidato único. Piñera aprovechó esa situación y hoy por hoy es el preferido", sintetizó Morales.
Esa falta de coordinación oficialista quedó en evidencia cuando la Concertación impidió que Enríquez Ominami participara en las elecciones primarias que definieron como candidato presidencial oficialista al ex presidente Frei.
Ni siquiera el fuerte respaldo popular que hoy tiene la presidenta Michelle Bachelet fue ayuda para Frei, frente a una derecha "más coordinada y disciplinada, que sí pudo elegir a un candidato único: Piñera", dijo Morales.
El multimillonario derechista pudo "capitalizar la necesidad de cambio y de alternancia, frente al desgaste de la Concertación", apuntó Izikson.
"No es que los chilenos se hayan volcado hacia la derecha. La candidatura de Piñera se ha alejado de manera efectiva de esa etiqueta partidista de derecha. Él se ha definido como un personaje que votó por el NO a la continuidad presidencial de Augusto Pinochet en 1988".
