Nuestra provincia se encamina a perder dos ciclos de enseñanza con empleo de computadoras personales en cada aula, de acuerdo a los lineamientos del programa nacional Conectar Igualdad, lanzado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en abril de 2010, a fin de cubrir la brecha tecnológica en la escuela media. En esa oportunidad se anunció el envío de 4.000 netbook para distribuirlas en los colegios secundarios sanjuaninos.
Según ha comprobado una investigación de este diario, los equipos se recibieron el año pasado para ser destinados a los establecimientos de enseñanza técnica y agrotécnica, pero estuvieron almacenados varios meses, primero en el RIM-22 y luego en las escuelas, sin utilizarlas en un 50% por falta de tomacorrientes para recargas, por la necesidad de programarlas o por no tener conectividad en red interna.
Los problemas son múltiples porque se necesitan recursos y personal especializado para resolverlos, pero también surge el interrogante de si quien está al frente del aula está debidamente capacitado para resolver situaciones que se le presentarán al alumnado en el uso del software o una simple caída del sistema. La experiencia que surja del empleo masivo de estas herramientas informáticas en los colegios donde se están utilizando será la respuesta para que el resto le de a las netbook el papel para el que fueron diseñadas como elemento imprescindible de desempeño en la era cibernética.
Claro que la brecha informática en la enseñanza argentina es un viejo estancamiento estructural si se compara con la utilización de la informática en otros países. En 1985 Francia se propuso entregar 120.000 PC a otras tantas escuelas, siguiendo experiencias similares de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Israel, Japón y China, cuando las notebook todavía eran un sueño. En la década de los 90 las naciones avanzadas desarrollaron sistemas operativos para la docencia con ambientes gráficos y programas de aplicación dirigidos principalmente al procesamiento de textos, al cálculo matemático mediante hojas electrónicas, al manejo de bases de datos y los sistemas multimedia capaces de incluir imágenes, sonido y video. Todo esto destinado a preparar a las nuevas generaciones de educandos para enfrentar lo que se considera como la alfabetización del siglo XXI.
Estas referencias hacen reflexionar acerca de un retraso local que se debe superar con una gestión de las autoridades educativas acorde con los tiempos irrecuperables que se pierden por acción u omisión en la función ejecutiva.
