Desde que se inauguró, en 1999, la escuela Alas Argentinas, en Alvear y Rodríguez, Rawson, mantiene un estrecho vínculo con la delincuencia. Tanto, que desde aquel año a la fecha, el vandalismo y los robos no paran, a pesar de la alarma en el área de la biblioteca y de la cantidad de rejas que pretenden obstruir el paso de los malvivientes en cada puerta y ventana, algo que, por fuera, convierte al edificio en algo bastante parecido a una prisión. Ayer se metieron por tercera vez en el año y el ataque representó al menos la décima ocasión en que un ladrón entró a hacer daño en los últimos tres años, según estimó Hilda Bianco, la directora de ese establecimiento al que concurren unos 300 alumnos a la Primaria por las mañanas y otros 200 de la EGB 3 por las tardes.
Ayer sobre las 6.30, por enésima vez los porteros se toparon con cinco armarios y tres escritorios violentados en la antesala y la dirección escolar. Al menos un ladrón había entrado después de violentar uno de los barrotes de una pequeña ventana de la cocina que da al frente. Luego de revolver todo, se alzó con un monitor, el mouse y el teclado que el día previo habían sido colocados por los técnicos, precisó Bianco.
¿Cómo poner fin a la seguidilla interminable de ataques? La directora Hilda Bianco aseguró que con los padres avizoran, por ahora, una única salida: ‘Estamos pensando en presentar una nota al Ministerio de Educación para que desde allí se gestione una custodia policial permanente por las noches, porque acá no tenemos portero casero’, dijo ayer Bianco.
Y agregó: ‘la cantidad de rejas que hay los ladrones las usan como escalera para ganar el techo y descolgarse al patio. Cuando entran, la mayoría de las veces se llevan todo lo electrónico: televisores, DVD, radiograbadores, computadoras. Menos mal que antes de irnos de vacaciones le dimos las computadoras en custodia a los maestros y la biblioteca digital móvil a un vecino. Pero bueno, cada vez que roban es una desazón muy grande, te queda un dolor en el pecho… parece que dieran una paliza’.
