Iban 20′ del segundo tiempo y Sportivo había hecho pie en Maipú. Lo tenía dominado, controlado y quería el triunfo. Lo buscaba presionando en la salida y a Martín Bidal el destino le hizo una gambeta. Fue a cortar, alcanzó a puntear la pelota pero sintió el choque, el ruido que ya conocía y luego, dolor. Mucho dolor en la rodilla y en el alma porque habiendo ya vivido la experiencia de una lesión grave en su rodilla izquierda, Martín supo en ese instante que su rodilla derecha estaba mal. Masticó impotencia. Se desahogó con el llanto en el césped, en los camarines y hasta en el colectivo de regreso a San Juan. Pero su fe y su temple lo hicieron amanecer con otra perspectiva el lunes.

"Voy a volver y será para meter el gol del ascenso" dijo mitad en serio y mitad en broma. Bidal sabe que lo que le espera será duro y necesitará paciencia, pero ya apostó al regreso, habiendo ya vivido la tortura de una larga rehabilitación como le sucedió hace dos años tras lesionarse con Desamparados.

"Me amargué muchísimo en un principio. Sabía que algo estaba mal por el ruido, por el dolor que sentí. Si bien hay que esperar lo que digan los resultados (anoche le hicieron una resonancia magnética), uno conoce su cuerpo y sabe que la mano viene complicada. Pero no me puedo quedar en el lamento. Me pasó, me tocó y hay que mentalizarse para recuperarse bien y volver para saldar esa deuda pendiente que tengo con Sportivo Desamparados" confesó el pampeano ya más sereno.

"Se me cruzaron muchas cosas cuando caí. Me acordé de lo duro que fue trabajar por tantos meses para recuperarme de la otra rodilla y me molestó mucho porque había hecho una muy buena pretemporada, vine con muchas ilusiones a Desamparados con la idea de completar ese ciclo que se dio hace dos años atrás. Todo eso se me pasó como una película y me amargó realmente", agregó.

Pero el futuro está ya en los planes y a eso le apunta Martín sin saber aún qué grado de lesión tiene: "Ya viví esto y hay que tener mucha fortaleza mental para superarlo. Los afectos de la familia, la contención de todos, hacen más sencillo un trance que no es fácil. Yo miro para adelante y si me tocó esto, lo voy a superar".

En el final, con un dejo de ironía por ser doble protagonista de una lesión similar justamente con la camiseta de Desamparados, Bidal mezcló sus sensaciones: "Dicen que el destino te pone a prueba en la vida y a mí ya me puso una vez y la pasé mal así que mejor que no me pongan ya más pruebas, ¿o no?".