Hace una semana, cuando DIARIO DE CUYO los visitó para corroborar la situación por la que estaban atravesando, negaron que estuvieran viviendo en una carpa y dijeron que sólo estaban en el lugar de vacaciones. Pero ayer admitieron que, por vergüenza, trataron de ocultar su dura realidad. Se trata de un matrimonio con tres hijos de 7 meses, 4 y 6 años, que desde enero acampa en la Quebrada de Zonda, Rivadavia, porque se quedó sin casa. Desarrollo Humano ya tomó intervención en el caso.
La carpa es para 3 personas, pero en ella duermen 5. Incluso el benteveo y el gato, que no quisieron abandonar cuando dejaron la casa que alquilaban en Concepción. Por eso, la ropa, los pocos utensilios de cocina y los juguetes de los chicos, están a la intemperie.
‘La dueña nos subió el alquiler y nos dijo que no quería más niños en la casa, por eso nos tuvimos que ir. Vinimos aquí con la carpa porque es un lugar donde no tenemos que pagar nada. Al principio no quisimos que se conociera nuestro problema por vergüenza, porque nunca le pedimos ayuda a nadie. Siempre nos arreglamos para vivir con lo que gana mi marido repartiendo cámaras de vehículos, pero ya no nos alcanza. Y en la carpa no podemos seguir viviendo porque se viene el frío‘, sostuvo Mariela, quien no quiso dar su apellido.
Por temor a que le quiten los niños, la mujer también negó la situación de su familia a los funcionarios de Acción Social de la Municipalidad de Rivadavia que la visitaron hace un par de semanas. Pero su caso ahora llegó hasta el Ministerio de Desarrollo Humano. Así lo confirmó el ministro Daniel Molina, quien dijo que ayer ni bien recibió la noticia tomó intervención.
‘Ahora entiendo por qué el municipio de Rivadavia no intervino ni nos comunicó esta situación, si la mujer recién ayer admitió su problema. Ya envié un equipo para que haga un relevamiento y un informe sobre la situación de esta gente para poder evaluar qué tipo de ayuda podemos darle. Lo importante es darle tranquilidad a esta mujer, ya que la prioridad en estos casos es contener a toda la familia, sin separar a los chicos de sus padres. Todo depende con lo que nos encontremos y de las pretensiones que tenga esta gente‘, sostuvo el funcionario.
Mariela dijo que lo único que piden es una casa modesta donde vivir, en calidad de préstamo o a cambio de trabajo. Sostuvo que no necesitan mercadería ni ropa, ya que tienen todo lo necesario para ‘comer bien y vestirse‘. Incluso para comprar algunos cuadernos y lápices para que su hijo mayor retome la escuela, una vez que tengan un domicilio fijo, porque todavía no empezó la escuela.
