De 4 a 5 de la mañana comienzan a ingresar las camionetas de los chacareros, y revendedores para ubicarse en cada uno de sus puestos. Es la hora clave para ordenar sus frutas y hortalizas y, sobre todo, iniciar el gran juego de la oferta y la demanda. En esto es como reza el dicho "al que madruga Dios lo ayuda", porque a menos de una hora después llegan los compradores mayoristas a pelear los precios de acuerdo con las cantidades que llevan. Los chinos y coreanos, propietarios de restaurantes vegetarianos, son unos de los primeros en arribar para conseguir lo mejor, al menor costo. Casi junto con ellos llegan los verduleros y supermercadistas. A esa hora de la madrugada están las mejores ofertas ya que con el transcurso de las horas los precios suben y la calidad cae.
Recién a eso de los 8 empiezan a verse las primeras amas de casa y compradores minoristas dispuestos a ahorrar todo lo que se pueda. Es que si se unen a vecinos o amigos, pueden comprar por bolsa o cajón, y así ahorrar alrededor de un 50 por ciento respecto de lo que pagarían en una verdulería; mientras que el ahorro cae a un 25 por ciento, aproximadamente, si la compra es minorista.
La clave es recorrer el predio ingresando por calle 25 de Mayo o por Buenaventura Luna, recorrer las cuatro naves en las que se ubican mayoristas, minoristas, canastos y puestos chicos -Ver detalles en infografía), para comparar precios finales.
A las 9, la diferencia se profundiza y las frutas y hortalizas ya no están tan baratas como a primera hora, aunque el margen persiste.
"Las frutas de carozo de Albardón, Ullum y Zonda ya comenzaron a salir en esta época por lo que se empiezan a ver buenos precios", indican los puesteros, aunque la máxima economía está centrada en la acelga, la espinaca, el espárrago y los rabanitos de estación, con precios realmente muy accesibles (Ver recuadros con precios).
La propuesta es tan amplia que se consiguen desde productos locales hasta frutas y verduras más exóticas del Sur argentino, de Chile, Ecuador o Brasil. De hecho en la nave que da hacia el Norte hay un puestero con mercadería única. Se trata de Miguel Hidalgo, quien vende desde arándanos hasta ciboulette por lo que es muy requerido por los restaurantes gourmet.
Un mundo aparte
La Feria es un verdadero mundo aparte, con un tránsito impresionante de personas estimado en unas 3 mil por día que entran y salen del lugar. Son casi 3 hectáreas con diferentes áreas que no siempre están bien cuidadas, y espacios comunes difíciles de mantener. La gestión actual, a cargo de Rogelio Cerdera, está llevando a cabo una programa de reacondicionamiento que ya está dando algunos resultados, como los 22 baños nuevos, con personal que no sólo los mantiene limpios sino también custodia sus artefactos que muchas veces han sido robados o rotos.
Por otro lado se ha realizado un trabajo de renovación de cloacas en un sector en el que estaban tapadas, se están pintando paredes, y pavimentado las calles internas. Las tareas siguen con el fin de recuperar la infraestructura general de este espacio tradicional para los sanjuaninos.
La feria, como todos saben, ha sido un espacio casi monopolizado por los "gringos", entendiendo por ellos a españoles e italianos, pero de un tiempo a esta parte las cosas han cambiado. Hubo una renovación de chacareros, aunque aquí también hay que hacer una salvedad ya que en estos momentos la mayoría son revendedores y no los propios agricultores. Actualmente hay una gran presencia de bolivianos que han alquilado parcelas de tierra en 25 de Mayo, 9 de Julio, Ullum y Zonda, como principales departamentos, para cultivar todo tipo de verduras y hortalizas de estación. "San Juan tiene la ventaja de tener veranos largos con lo cual nos aseguramos hortalizas frescas y propias durante varios meses y esto marca una diferencia importante", explica Juan Carlos Godoy, encargado de prensa de la feria municipal.
"El Picante", como todos le dicen a un revendedor mayorista de origen boliviano, es uno de los que más variedad de productos ofrece en la nave central, advierte que "el que viene a primera hora elige, los otros se llevan lo que queda. Acá la clave es saber comprar para ahorrar más dinero".
Quien lleva años vendiendo y comprando sabe que es así. No es extraño escuchar un ama de casa preguntando "¿bajó el tomate?", a lo que uno de los puesteros contesta: "todavía no". Sin dudar ni un instante decide no llevar el producto. Claro que aprender no cuesta demasiado, si la decisión es ahorrar todo lo que se pueda, y además con otro beneficio adicional que es la garantía de llevar frutas y hortalizas frescas.
Educación para el consumido
Desde la Administración del mercado también se cumplen con otros objetivos que tienen como meta que la gente consuma más frutas y verduras y aproveche los precios para cocinar más barato. Para ello se ha realizado un convenio con la cocinera Maru Botana quien envía periódicamente recetas con verduras de estación que luego son repartidas en las escuelas agrotécnicas y en los institutos de gastronomía. Por supuesto que también pueden ser solicitados por cualquier comprador de la feria en la oficina de administración ubicada con frente a calle 25 de Mayo.
Allí también se está gestando una campaña "Contra la obesidad infantil", que será presentada en poco tiempo más. A la par están confeccionando un libro donde no sólo aparecerán las recetas antes mencionadas, sino también muchos aspectos vinculados a la conservación de los alimentos, la cadena de frío, el frizado de verduras, entre otros.
"La idea es incentivar a que vengan más amas de casa y minoristas a comprar cada día como era en otras épocas", explica Godoy.
