El Maracaná recibía el clásico entre Brasil y la Selección Argentina, en una nueva fecha de Eliminatorias, en medio de un clima muy caliente: hubo incidentes en las tribunas minutos antes del inicio del partido. 

Después de los problemas en la previa por los problemas entre ambas hinchadas por una bandera, los disturbios parecieron parar, hasta el momento del ingreso de los jugadores al campo de juego. Mientras el himno nacional sonaba en Río de Janeiro, simpatizantes de la Albiceleste reaccionaron a los abucheos y los brasileños comenzaron a arrancar las butacas y revoleárselas, y, ante el contraataque de los visitantes, la policía militar se metió e iniciaron a atacarlos con los bastones.


Con la salvaje reprimida por parte de los uniformados, los jugadores dirigidos por Lionel Scaloni se acercaron a defender a los hinchas que estaban siendo, nuevamente, castigados por gendarmes, mientras que la seguridad privada no se metía. Emiliano Martínez, Cristian Romero, Giovanni Lo Celso, Leandro Paredes y Lautaro Martínez, quien afirmó: “Siempre igual acá”, se subieron a las escaleras que separan el campo de juego de las tribunas para ayudar a las personas con niños y a las víctimas a salir de los ataques. 


En medio del escándalo, Emiliano Martínez saltó en defensa de los argentinos y se elevó por sobre la valla para contener el golpe por parte de un efectivo policial brasileño en el marco de los ataques injustificados en las tribunas. 


 

No solo fue el Dibu el que decidió intervenir para calmar las cosas, sino que también lo hicieron sus coimpañeros. Pero del arquero quedó guardada la imagen en la que frena un golpe artero de un policía en la cabeza de un hincha que estaba intentando alejarse del conflicto.

Finalmente, Lionel Messi tomó la decisión como capitán de retirar a los jugadores de la Albiceleste al vestuario hasta que se calme la situación, lo cual sucedió después de varios minutos. Media hora más tarde, se pudo dar un inicio al partido en el Maracaná.

Antecedentes

El encuentro estuvo demorado entonces 28 minutos, quedó a punto de suspenderse tal como sucediera, aunque por otras razones pero de manera no menos escandalosa, en las Eliminatorias para Qatar 2022, aunque en aquella oportunidad en el Arena Corinthians, de San Pablo. Un encuentro que nunca más se volvió a jugar.

En aquella oportunidad Brasil y Argentina se enfrentaban en territorio paulista pero el partido duró apenas cinco minutos, en época de pospandemia de coronavirus, y los 85 restantes nunca más se disputaron, porque el cotejo quedó "nulo", ya que a ninguno de los dos les hacían faltan puntos para clasificarse al Mundial de Qatar.

Esta inédita resolución dejó entonces a las Eliminatorias para el Mundial qatarí con dos seleccionados habiendo jugado un partido menos que los ocho restantes sudamericanos, y esto aceptado reglamentariamente por las autoridades. Y esos dos equipos fueron nada menos que el más ganador en la historia de los mundiales y el vigente campeón del mundo.

Lo que ocurrió, no lo que debía ocurrir, que era jugarse un partido de fútbol durante 90 minutos, tuvo lugar el 5 de septiembre de 2021 en el estadio Arena Corinthians del club de San Pablo, cuando a Brasil todavía lo dirigía Tite.

La delegación argentina llegó sin inconvenientes a Brasil y se pudo entrenar como estaba previsto, pero había algo dando vueltas desde el principio que tenía que ver con el ingreso al país de personas que hubiesen estado en Gran Bretaña durante al menos las dos semanas anteriores a hacerlo.

Como Argentina tenía a cuatro jugadores en esa condición, los marplatenses Emiliano Martínez y Buendía, de Aston Villa, más Cristian Romero y Giovani Lo Celso, en Tottenham Hotspur, la AFA recibió una planilla de la Conmebol para habilitar a que todos ellos tuvieran un tratamiento de excepcionalidad para cumplir con la cuarentena exigida a quienes justamente llegaban como ellos desde Inglaterra.

Pero la respuesta a esta petición de parte de ANViSa, el ente autárquico brasileño que por ello es independiente del Gobierno nacional, fue negativa, por lo que los cuatro futbolistas argentinos debían cumplir con los requisitos exigidos de realizar la cuarentena y abandonar territorio brasileño.

Pero nada de esto ocurrió porque la Conmebol autorizó igualmente la realización del encuentro que por entonces era formalmente "a puertas cerradas".

Cuando se estaba jugando el quinto minuto del primer tiempo ingresó al terreno de juego un funcionario de ANViSa respaldado por la Policía Federal brasileña e interrumpió el desarrollo del encuentro.

Las autoridades sanitarias y de seguridad le habían solicitado al cuarto árbitro, el colombiano Carlos Betancur, que detuviera el encuentro, pero como este se negó, lo interrumpieron ellos, lo que derivó en largos cabildeos de los que formaron parte desde Tité y Lionel Scaloni hasta los propios Lionel Messi y Neymar.

Pero todos los intentos por continuar fueron inútiles; el partido nunca continuó, a los cuatro jugadores argentinos les aplicaron dos fechas de suspensión por "desobediencia", la AFA debió oblar una multa de 270.000 dólares, y por eso mañana Argentina volverá a visitar a Brasil por Eliminatorias ocho años después, con un inédito espacio en blanco en el medio.

Hoy la historia, más de tres años después, estuvo a punto de repetirse, como una maldición que persigue a estos superclásicos sudamericanos por Eliminatorias, ya que en la Copa América que se definió el 10 de julio de aquel año en este mismo Maracaná no registró inconvenientes y los del capitán Messi, hoy más capitán que nunca, para compañeros y también para hinchas, salieron campeones.

A lo mejor sucedió así porque esa final de Copa América, raíz de la pandemia de Covid-19, se jugó prácticamente a puertas cerradas.