Hay que jugar con tanto calor. Hay que animarse a hacerle frente a un enero que no da treguas y en La Talquera, la vieja y gloriosa cancha de Sport, tanto los locales como los más de 150 hinchas de Santa María Tupelí demostraron que el Torneo de Campeones es la fiesta del pueblo y la viven así.

Costado Sur de La Talquera, propiedad privada de la hinchada Sporina, con el bálsamo salvador de la sombra de los viejos eucaliptus que aún sobreviven y que albergaron a todas las generaciones de Sport Argentino para alentar al cuadro que ganó todo en la Liga albardonera y que se prepara para jugar otra final, la de la Copa Moscatel, frente a la Unión Vecinal Belgrano el sábado próximo. Fue aliento incondicional aunque quemara el aire. Alentar y alentar. Hasta terminar roncos y transpirados pero sin perder esa pasión por el azul, rojo y blanco que les infla el pecho.

Del otro lado, sin sombra, con todo el calor encima y albergados por la gigantesca bandera roja y negra que colocaron a lo largo de todo el lateral norte, los hinchas de Tupelí demostraron que cuando se quiere, se puede. Se murieron de calor, se comieron la derrota faltando apenas 5 minutos pero se fueron felices. Al fin y al cabo, habían vivido su fiesta. La fiesta del pueblo que tanto querían vivir.

Lo mejor de todo, es que fue final en paz. Con las dos hinchadas saliendo casi en simultáneo y sin un roce siquiera. Como tiene que ser el fútbol cuando se quiere jugar solamente. Una postal que sólo el Torneo de Campeones puede entregar.