Ya había hecho mucho, caminos, escuelas, fomento la minería, reabrió el periódico El Zonda, obra pública en general, pero le faltaba algo, muy importante, la plaza de su ciudad y en especial hacer brotar agua de una fuente.
Un miércoles de septiembre, mientras un viento Zonda hacia de las suyas, apoyada su sien sobre su mano derecha, sentado en su escritorio de calle General Acha, miraba por la ventana de la casa de gobierno, como un rastrojo cruzaba rodando la árida superficie de la plaza mayor, sin objeciones ni obstáculos.
El entonces gobernador progresista Domingo F. Sarmiento, encararía definitivamente antes de irse, el embellecimiento de la Plaza 25 de Mayo. Era su ciudad, era su plaza, sin embargo esta obra llevaría varios años, y continuidad en la empresa.
Esta plaza tiene su origen en junio de 1553 con el nuevo emplazamiento de la ciudad, a fin de evitar las inundaciones del río. Este fue un lugar definitivo, lugar más antiguo y simbólico de la ciudad.
Se destacan sobre ella la utilización de la misma para el hermoso espectáculo de las corridas de toros en 1816, carrera de embolsados, y contradictoriamente la formación en ella de las fuerzas de la 7ma. división del Ejercito de los Andes comandadas por Cabot. Asimismo, estuvieron en ella los prisioneros de la batalla de Chacabuco traídos por el Capitán José Clemente Sarmiento, los heridos del terremoto de 1944, y hasta funcionaria la administración pública, en momentos de destrucción de los edificios por los terremotos.
Sin embargo, para el cerebro progresista de Sarmiento esta plaza era lisa y llanamente un potrero.
Puso comienzo a su empresa, dicto disposiciones sobre su trazado transversal, arbolado, paseos inclusive dijo donde debía estar su estatua enclavada.
Sin embargo su mayor preocupación fue como hacer salir agua de la fuente principal, idea copiada de las fuentes musulmanas en España. La idea, era darle un carácter casi mágico al lugar, hacer salir agua de la fuente principal en ese desierto, era realmente un desafío.
Pero en realidad, esto se concretaría en diciembre de 1881 cuando el gobernador Gil remodeló las obras de la plaza mayor. Lugar, que luego de la visita de Sarmiento cambiaria su nombre por la de 25 de Mayo.
La idea en la realización de la fuente artística en el centro, con grifos de agua para embellecerla, vinculado a los servicios de aguas corrientes, comenzó con la oferta el empresario Bonaparte al gobierno de Zaballa en 1868 y prosiguió con la contratación del gobernador Del Carril, concluyéndose en octubre de 1871.
La fuente de la ciudad, es el símbolo inequívoco de progreso que implica disponer del liquido elemento, ya que su inauguración coincide con el servicio de aguas corrientes de San Juan, planos confeccionados por el ingeniero Vaté, y llevada a cabo por Storni como mejor licitante.
Sin vacilar en el momento de su inauguración el gobernador Gil, convaleciente de las heridas recibidas en la ultima revolución, procedió a abrir en medio de vítores, y dianas la llave maestra colocada en la fuente de laja, con artístico bronce construida ex profeso, en medio de la plaza brotando por primera vez y para siempre agua de la fuente, siendo espectador en este acto el mismísimo Sarmiento.
Cantoni se empecinó aún más en mejorar el sitio, siendo objeto de una importante transformación en 1927. En esa oportunidad, se le incorporó los artísticos bronces y grifos con figuras de animales acuáticos (los sapitos en perfecta orientación hacia oriente y ubicado en el sentido de las agujas del reloj) La fuente sobrevivió a la ciudad del terremoto, vencedora del tiempo y de los accidentes naturales, simbolizando la misma la indestructibilidad de esta ciudad.
Hoy nuevamente hermoseada, promete vivir cien años mas, y ser testigo de los progresos de un pueblo.
