Si nos remontamos a memorar el acontecimiento fundacional que hoy celebramos, la retrospectiva nos lleva al adelantado de la tercera corriente colonizadora, Juan Jufré de Montesa, que penetró en esta desértica planicie, llamada Tucuma o Tulum por los aborígenes, el 13 de junio de 1562. El objetivo fue fundar una ciudad que llamaría "San Juan de la Frontera" en honor a san Juan Bautista y en nombre de Francisco de Villagra, Capitán General de los Reinos de Chile y de su Majestad el rey Felipe II de España.

Fue un simple reparto de tierras mediante un rectángulo de cinco manzanas, o cuadras, donde se establecieron los sitios destinados Plaza Mayor o de Armas y los solares reservados para el Cabildo, la Iglesia matriz y la Hermandad de Santa Ana. Se sumaban las parcelas adjudicadas a las familias del conquistador y otras de importancia, en tanto restantes manzanas se distribuían entre el resto de los expedicionarios.

Esa célula poblacional constituida por un puñado de familias, pusieron en marcha una colosal expansión social, cultural, política y económica consustanciada con objetivos transformadores a los que se volcaron las poblaciones originarias primero y siglos después el aporte de la inmigración europea, hasta dar forma a toda una región. Fue el 1 de marzo de 1820, cuando se firmó el acta por la que este territorio rompía los vínculos que lo unían a la Intendencia de Cuyo y San Juan, San Luis y Mendoza adquirieron soberanía como Estados independientes.

De allí que el potencial sanjuanino de nuestros días no se mida ya por lo que genera el Gran San Juan o el Valle de Tulum sino por todo el Producto Bruto Geográfico de la provincia, por las metas alcanzadas en la explotación minera, verdadera diversificadora de la economía tradicional sustentada en el monocultivo de la vid. Pero también están los desarrollos culturales, académicos y educativos que hacen honor al legado sarmientino con dos universidades calificadas que cubren la mayoría de las carreras que se dictan en el país, e institutos de formación docente con ofertas en todas sus especializaciones.

La moderna arquitectura que hoy exhibe la Ciudad de San Juan no solo muestra tecnicismo sino el espíritu emprendedor del sanjuanino que afrontó con coraje y esfuerzo inclaudicable las peores tragedias, como la de 1944.