El público a la vera del camino, un espectáculo aparte dentro del montaje de la película ciclista de cada fin de semana, aprovechó ayer la jornada a pleno. Las frondosas arboledas albardoneras permitieron que muchas familias prepararan sus sillas playeras y mesas de camping con el mate y los comestibles necesarios para pasar una tarde agradable.
Familias enteras se ubicaron a un costado y otro de las calles, algunos con el fin de auxiliar a algún ciclista amigo o familiar y otros con el objetivo de pasarla lo mejor posible. Entre ellos se destacó un señor que al costado de la ruta 40 aprovechó algunos palitos secos y unos troncos de leña para tirar unas costillas sobre la parrilla, dándose el gusto de comer un asadito mientras el pelotón devoraba kilómetros raudamente a metros de donde crepitaban las chispas de su fueguito. Los kioscos y heladerías fueron abordados por los aficionados ávidos contrarrestar el calor con una bebida fresca o un cucurucho con una bocha de limón y dulce de leche.
