Cómo se cruzó la Cordillera de los Andes en 1817, es el desafío que el autor emprende junto al historiador Julio M. Luque – Lagleyze y el dibujante Jorge Rodriguez doscientos años después, con la cordillera que se mantiene intacta. Las fotografías en los escenarios reales atestiguan la eternidad de la historia, y transportan al lector a aquellos legendarios parajes. San Martín montó y organizó un ejército para luchar con la montaña, lo adiestró, armó, preparó y disciplinó para vencer los Andes en 20 días; y tras ello, sin descanso, vencer al ejército real y dar la independencia a Chile como primer paso para lograr la de todo el cono Sur de América. En 1817 no había carretera sino un camino, de treinta a cincuenta centímetros de anchura, desigual y pedregoso, apenas para mulas en el que había que viajar al paso de estos animales, por lo que el cruce duró 20 días para las tropas de la patria. La primera lección del cruce fue la de enseñarnos que las montañas, por más elevadas que sean, no debían considerarse como baluartes inexpugnables, sino sólo como obstáculos estratégicos. Dividir el grueso del Ejército en seis tropas. Cada una pasó por diferentes pasos cordilleranos, pero la principal atravesó los Andes por el “Camino de Los Patos”. En esta cruzada el Ejército de los Andes superó dos momentos importantes: 1-Cuando cruzan el paso del Espinacito, en territorio argentino, a 4.492 msnm., el punto más elevado del camino Los Patos. 2-Momento Crucial del Cruce: la división de la vanguardia, cuando un grupo de aproximadamente doscientos hombres cruza a Chile por el Paso de Valle Hermoso, sendero peligroso que bordea un río. El resto siguió camino por el Paso Las Llaretas.