Impresionante. Todo. La Fiesta. El color. Pero, por sobre todo eso, el calor. El choque San Martín-River se vivió como debía ser. Como un partido distinto. Especialmente para los sanjuaninos, que tenemos el gusto y placer de contar con el equipo Verdinegro jugando en Primera División.
Ayer, las tribunas estaban repletas mucho antes que comenzara el partido. Inclusive, más de media hora antes que la pelota empezara a rodar, el show en las tribunas populares completaba una escena diferente a la de cualquier otra tarde en el magnífico Bicentenario de Pocito. Es que estaba River y eso no es poco. Porque solamente el equipo Millonario y Boca son los únicos capaces de generar ese magnetismo único.
Lo mejor se vivió con el ingreso de los equipos a la cancha. A los muchachos de San Martín se les trabó la gran bandera pero, porfiados, la rearmaron y en la segunda vez sí la mostraron.
El calor, a todo esto, era insoportable. El termómetro orillaba los 40 grados. El agua entonces, esa que llegó a través de los bomberos, fue escapatoria para la gran mayoría. Fue fiesta y, el resultado, anecdótico.
