La presidenta Cristina Fernández y la cúpula episcopal intentarán reabrir el canal de diálogo permanente que establecieron hace más de un año y que se cerró desde su génesis por las lecturas contrastantes de la realidad social del país que hacen los obispos y los residentes de la Casa Rosada.
La audiencia está confirmada pese a las suspicacias sobre fechas y dilaciones que se tejieron al momento de su anuncio, a principios del mes, forzando tanto al Gobierno como a la Iglesia a realizar precisiones, aclaraciones y desmentidas.
El encuentro entre la jefa de Estado y la mesa ejecutiva episcopal encabezada por el monseñor José María Arancedo se fijó sin vueltas para el próximo martes 18 de diciembre, muy probablemente en la tarde-noche, y a priori con agenda abierta.
En la previa, la Presidenta Fernández de Kirchner endulzó los oídos de los obispos con una defensa sorpresiva del sentido religioso de la Navidad, al criticar durante un acto en el Museo del Bicentenario que la figura foránea de Papá Noel reemplace a la representación del pesebre.
También sembró un terreno fértil para el diálogo y la colaboración recíproca la convocatoria presidencial a sesiones extraordinarias del Congreso para debatir, entre otros proyectos, los cambios a la Ley de Trata de Personas, tras el polémico fallo en Tucumán por el caso de María de los Angeles Verón.
Una problemática que preocupa y ocupa a los agentes pastorales de la Iglesia, que desarrollan acciones para proteger a la víctimas y advierten que el sometimiento para la explotación sexual irrumpe en la sociedad por ‘una cadena de complicidades, sobornos y amenazas‘.
Fuentes gubernamentales no descartaron que Cristina Fernández esboce ante la mesa ejecutiva del Episcopado su idea para ‘democratizar‘ el Poder Judicial, en especial después del duro documento eclesiástico con referencias a la falta de independencia de los poderes del Estado y el avasallamiento de la Justicia.
Los informantes tampoco negaron ni desmintieron la posibilidad de que la primera mandataria acerque a los obispos el pedido de organizaciones sociales y de Derechos Humanos para que la Conferencia Episcopal Argentina abra sus archivos a fin de aportar datos sobre delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
En tanto, los obispos explicaron a través de voceros que la intención de la cúpula episcopal es transmitirle ‘preocupación‘ por las divisiones en ‘bandos irreconciliables‘, la prolongación de los conflictos por falta de diálogo y el excesivo nivel de confrontación en la sociedad.
Los referentes eclesiásticos también les presentarán y llevarán sus advertencias sobre el avance de la droga por el incremento del narcotráfico y ‘la red de complicidades que lo sustentan‘, la proliferación del delito y la consiguiente inseguridad, además del avance legislativos del aborto y del proyecto para reformar el Código Civil.
Principalmente estas y otras inquietudes quedaron plasmadas en las reflexiones en vísperas de Navidad que la Iglesia difundió el 29 de noviembre pasado, en las que criticaban los ‘excesivos caudillismos‘ que menoscaban la autonomía de los poderes del Estado.
La Presidenta y la cúpula episcopal se vieron por única y primera vez el 10 de noviembre de 2011, apenas Arancedo fue proclamado para suceder al cardenal Jorge Bergoglio al frente del Episcopado argentino. Tras aquella audiencia, la Iglesia destacó que se haya abierto un canal de ‘diálogo y propuestas permanentes‘ con el Gobierno, aunque después no hubo otro contacto formal. El propio Arancedo dijo entonces que ‘la relación de la Iglesia y el Gobierno tiene que moverse en esa sana autonomía y también cooperación en el bien común‘, y aclaró que la opinión de la Iglesia no responde a ‘una óptica político-partidaria opositora u oficialista‘.
