El coloquio anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), cerró su 48 edición en Mar del Plata y en esta oportunidad despertó el interés del sector en observar el impacto inflacionario en el desarrollo productivo y competitivo de las empresas del país que buscan integrarse al mundo a través de una rentabilidad sustentable.

Es lamentable que el Gobierno nacional no participe en este foro que viene demostrando, en más de medio siglo, la trascendencia de intercambiar experiencias en mejores prácticas empresariales y ser protagonistas del quehacer económico, político y social, como también escuchar opiniones calificadas y no comprometidas de gran liderazgo. Las palabras esclarecedoras del invitado de honor, el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, pilar del desarrollo del vecino país, sexto en la economía mundial, y principal socio del Mercosur, reflejan la trascendencia de esta reunión.

En la evolución de las economías regionales, sensibles a las políticas económicas debido a sus particularidades agroindustriales, se criticó duramente al Gobierno nacional por soslayar la inflación, que a juicio de los disertantes estaría por encima del 25% y castiga a los sectores vulnerables. El ex titular del Banco Central, Javier González Fraga, puso como ejemplo a la vitivinicultura y a la producción citrícola del Litoral para las que pronosticó un 2013 muy conflictivo y sin soluciones a la vista.

Por otra parte, se conocieron más preocupaciones de los protagonistas, que confirman que se terminaron los tiempos de bonanza de la vitivinicultura y la industria entró en una época de baja rentabilidad que incide en la oferta externa. Si bien el precio del vino aumentó en un pequeño porcentaje, está lejos de absorber el impacto inflacionario, debido a que la mano de obra representa más del 50% del costo del vino, cuando hace unos años no llegaba al 33%, a lo que se suman las subas de los insumos básicos: desde la materia prima a los envases.

Este panorama, que resta competitividad, aún cuando las firmas tratan de hacer más eficiente su producción, necesita de otras medidas, como la unión de las pequeñas y medianas bodegas para grandes compras a proveedoras y mejorar los precios pero, fundamentalmente, las herramientas necesarias son políticas y se demoran.