Hacer algo entre alumnos de un profesorado de danzas y chicos en sillas de ruedas o con parálisis cerebral pasó de ser un desafío a un espectáculo merecedor de todos los aplausos. Y, como si fuera poco, significó una gran experiencia para la autoestima, una caricia terapéutica, un aprendizaje mutuo, tal como definieron quienes participaron en la puesta en escena que compartieron hace unos días entre seis aspirantes a convertirse en profesores de folclore en el Instituto Coppelia y los más de 60 asistentes al Centro de Día "Belén de la Frontera", que funciona en Angaco y donde se asiste a personas de todas las edades -desde niños hasta adultos- con discapacidades múltiples.

La idea surgió del equipo del centro de día. Fue Néstor Correa, quien la llevó adelante ya que él es el profesor de ese lugar y a su vez también enseña en el Instituto Coppelia. No fue difícil concretarlo: el interés se mostró de inmediato y entonces pusieron los pies en movimiento ya que la esencia fue tener una coreografía en común, la que ensayaron más de un año, lo que implicó tener que juntar dinero para viajar o a la sede en Capital o hasta Angaco para encontrarse con los chicos especiales. Así subió a escena la obra musical "Los unos y los otros, el amor todo lo puede", que trata de un grupo de aves que tiene plumas de todos colores, salvo una que es gris y que empieza a cuestionar a quienes la rodean. La obra termina que más allá de la apariencia todas son iguales y puede compartir valores. Algo similar a la enseñanza personificada pasó en el escenario: bailaron de igual a igual los casi profesores como chicos que apenas si podían moverse o con muchas dificultades para hacerlo. Pero todos, en las condiciones que lo hicieron, se expresaron y disfrutaron.

"Más allá de lo artístico, hicimos un verdadero trabajo de integración, algo pocas veces visto en un escenario, por lo que nos llena de orgullo. Todos aprendimos mucho y valoramos la actividad un montón. La idea es repetirla y a su vez seguir trabajando en conjunto porque es un aprendizaje para toda la sociedad", coincidieron el profesor Correa y la directora del Instituto Coppelia, Griselda Sisterna, ambos más que satisfechos por el proceso y los resultados.

A partir de compartir el escenario, se creó un vínculo entre todos los participantes de esta obra que se mostró en el ámbito de la Escuela Polivalente de Arte, otro de los protagonistas, ya que cedió el lugar en forma desinteresada. La intención es seguir haciendo acciones de integración y solidaridad en conjunto, no necesariamente relacionadas con la puesta en escena.