En ese lugar es Esteban o simplemente Papá. Allí, en calle Entre Ríos al 4231, se refugian los seres más queridos del hombre que hoy día pasará a la historia como el más grande deportista marplatense y el más importante ciclista que haya nacido en la Argentina. Anteayer ganó su título argentino número 16, hoy largará en la prueba de pelotón con la ilusión de lograr otra victoria. O, al menos, como le gusta decir a él, ser competitivo.
"Te espero a las nueve que a las diez salgo a entrenar", comentó cuando conoció la inquietud de que nos abriera la puerta de su casa para mostrarle al ciclista pueblo sanjuanino como es en su intimidad.
"Cuando se viene de tan abajo, de una familia con viejos que a veces no comían ellos para que vos siempre te lleves un pedazo de pan a la boca, se aprende a dimensionar cada logro", contó el marido de Gianina, que convidó unos ricos mates a los ocasionales visitantes (NR: el cronista y Francisco Gómez, dirigente del Club Del Bono y amigo personal del multicampeón).
"Hoy la vida me da la posibilidad de contar con todos los materiales que hacen falta para desarrollar mi actividad pero no olvido lo que nos costaba antes tenerlos y los valoro muchísimo. No olvidar de donde uno viene es esencial para proponerse objetivos y pelear por conseguirlos", explicó.
"Yo me di cuenta que tenía condiciones para el ciclismo cuando veía que me entrenaba y los resultados llegaban rápidamente. No olvides que a los seis meses de debutar ya era doble campeón argentino", explicó el padre de Kevin y Juan Ignacio que a la hora de la nota ya estaban listos para salir a ayudar al abuelo Ovidio en el negocio, y de Martín, el mayor y Martina, de cuatro años, que es la princesita de la casa.
A la hora de elegir un espejo, Juan no dudó en nombrar a Juan José Haedo, Pedro Omar Caino y al sanjuanino Juan Carlos Ruarte. "En realidad yo tenía en mi hermano Gabriel un espejo donde mirarme. Le copiaba todo, la manera de prepararse, de cuidarse, de vestirse. Pero admiraba profundamente a estos ciclistas con los que empezaba a compartir el pelotón. Y, por lo que leí en El Gráfico, me hubiera gustado emular al Cóndor, Ernesto Contreras", confió.
Diez Olimpia de plata y uno de oro, un premio Konex, un premio Clarín al deportista más popular, cuatro premios Lobo de Mar, cinco cuadros conteniendo las 17 medallas logradas en campeonatos mundiales y una gigantografía de la tapa del Diario La Capital que eterniza el momento en el que ganó la medalla dorada en Beijing, completan una ordenada repisa de su living. "La medalla de oro la tengo en otro lado, y las camisetas y otros recuerdos en una pieza que todavía no termino de completar", dijo mientras firmaba una casaca bordó que usó en unos Seis días", corridos en Europa que le dio a Francisco Gómez para que se la haga llegar a un aficionado sanjuanino.
"¿Cuáles son las ciudades preferidas de todas las que conocí? Mar del Plata, que es mi lugar en el mundo. Bassano Di Grappa, porque es donde gané mi primer carrera en Europa y donde teníamos nuestro bunker. San Juan, porque siempre me atrajo la pasión que se siente por el ciclismo y por el respeto con el que me reciben siempre y Beijing, a la que tengo tatuada en mi físico", dijo mientras se paraba para irse a cambiar y sacar por primera vez la bicicleta Pinarello con la que correrá hoy y luego se subastará.
A la última Vuelta a San Juan llegó con 8 kilos de más, sufrió pero la culminó. Mejoró su condición en el Tour de San Luis y ya en la Vuelta de Mendoza, donde culminó cuarto y en la Doble Bragado, carrera en la que ganó un par de etapas, fue poniéndose en forma para rendir como lo hizo anteayer ganando de punta a punta el argentino de crono.
