La laguna que está formada sobre el Río Santa Cruz, en la cordillera de Calingasta y que se rompió en el 2005 causando perdidas millonarias, en la actualidad no presenta riesgos porque no está embalsando agua, según surge de los monitoreos satelitales realizados por la Comisión Nacional Aeroespacial (Conae) en convenio con Hidráulica. "La geometría de la laguna se ve exactamente en las imágenes satelitales, pero el volumen de agua que contiene es mínimo respecto al que tenía cuando se rompió. Hoy lo que está no presenta riesgos", aseguró ayer el titular de Hidráulica, Jorge Millón. El funcionario salió al cruce de las afirmaciones vertidas por Guillermo Garcés, en un trabajo publicado en el XVII Congreso Internacional de Ciencias de la Tierra, en 2008, y que fue reproducido por
"Nosotros la estamos monitoreando permanentemente y no coincidimos con los números que presentó ese especialista en el Congreso", dijo Millon. Citó como ejemplo que los números oficiales indican que antes de la rotura el tamaño de la laguna en cuestión era de 25 hectáreas y "hoy no tiene más de tres hectáreas". El trabajo de Garcés sostiene que la laguna tenía una superficie de 225,5 hectáreas antes del desastre y que en abril de 2006 se había reducido a 71,4 hectáreas.
"Ha dejado (por Garcés) picando un riesgo en ciernes y no es así, en este momento, para nada. Tenemos una imagen satelital cada 15 días y no hay por qué alarmarse", aseguró ayer el funcionario.
Millón explicó que después de la rotura -el 12 de noviembre de 2005- la laguna ha ido achicándose y no presenta riesgo porque el tapón que tenía se fue con la crecida y no volvió a formarse. Por el contrario, han advertido que el material que quedó en la boca de salida ha venido siendo erosionado por el agua y el agua va bajando lentamente, no se está embalsando. Agregó que en caso de llegar a producirse un nuevo tapón se solicitará maquinaria a las mineras que trabajan en la cordillera -la que está cerca es Xstrata, con el proyecto Pachón- para hacer una apertura controlada.
