La proa de la embarcación que, según los ex combatientes de Malvinas, perteneció al crucero Belgrano iba a estar mirando al Sur, hacia las Islas Malvinas, estaría colocada en una base de cemento y junto a una de las primeras placas recordatorias a los héroes muertos. El lugar también era especial, porque la lancha iba a estar cerca del agua, en el embarcadero de Ullum. Pero aunque tuvo todos los ingredientes para convertirse en el monumento más representativo para homenajear a los fallecidos y sobrevivientes del Belgrano, esto no podrá concretarse debido a que el bote de la Marina ya es irrecuperable. A poco de que se cumplan 30 años del hundimiento del crucero, desde la Agrupación 2 de Abril y del Centro de Ex Combatientes del Atlántico Sur, reconocieron que ese monumento iba a ser invalorable.
Frente a unas instalaciones del Departamento de Naútica, en el embarcadero, la lancha hoy duerme sobre unas piedras, le faltan partes de importante tamaño y el interior está lleno de basura, tras años de abandono. Está colocada a pocos metros de un mástil y de una placa que recuerda a los sanjuaninos que no sobrevivieron al hundimiento, un homenaje que data del 9 de octubre de 1983.
Según Walter Carrizo, sobreviviente del Belgrano e integrante de la Agrupación 2 de Abril, ‘el lanchón tiene una significación especial porque fue parte del crucero Belgrano, muchos años antes de que reemplazaran estas embarcaciones por botes nuevos. Originalmente llegó a San Juan para navegar en el dique, en los años post Malvinas en los que no se hablaba de la guerra. Pero ya en los ‘90, cuando los ex combatientes empezamos a hablar, empezaron los homenajes. Y fue a principios de 2000 que surgió la idea de usar la lancha para hacer un monumento‘.
Según Juan Nievas, también náufrago del Belgrano y miembro del Centro de Ex Combatientes del Atlántico Sur, hubo varios proyectos para utilizar la nave. ‘El último gran intento fue en 2003. Conjuntamente con una radio y concejales de Rivadavia fuimos al embarcadero, hicimos mediciones, establecimos que la proa iba a mirar a las Islas Malvinas y otras cosas, pero todo quedó en la nada‘, recordó Nievas. Carrizo apuntó además que ante los graves daños que veían en la barcaza, hace dos años le pidieron a Náutica la embarcación. ‘Fue casi un pedido desesperado, para ver si los ex combatientes podíamos arreglarla, pero no tuvimos respuesta‘, contó. La embarcación entonces se terminó de dañar y aún hoy sigue lacerándose irreversiblemente bajo el Sol y el olvido.
