"En el medio de este cruce hay un Dios. Si no, no se explica que no haya accidentes y muertos", dijo Raúl casi a los gritos, para hacerse escuchar entre los bocinazos. Entonces, un Toyota que venía en reversa y en contramano por Rioja no vio a unas mujeres que caminaban por la senda peatonal, por lo que casi las atropelló. Raúl pegó el grito, pero el conductor no sólo no dejó de avanzar, sino que bajó el vidrio y se peleó con el joven. A todo esto, los micros taponaban la Libertador, las motos se metían por donde podían y los autos quedaban atrapados en medio del cruce. Libertador y Rioja, en hora pico, se convierte en un lugar donde reina la ley de la selva y vale todo. Al menos, hasta que llega la Policía, poco antes de las 13, y puede ordenar el tránsito a medida que disminuye el tráfico.
Los problemas en esta esquina no son nuevos, pero en los últimos días crecieron debido al corte de Rioja y San Luis (por las obras de cloacas) que dejó trunca la cuadra desde Libertador al Norte. Esto es una vía de salida menos que tiene el cruce, generando mayor congestión, pero además es una trampa para los automovilistas desprevenidos que circulan de Este a Oeste por Libertador y giran por Rioja. Sucede que la gente está usando esa cuadra para estacionar libremente incluso hasta en triple fila y, para lograr el cometido, corren la valla que anuncia el corte. Entonces, los que giran y se encuentran con el corte, deben regresar en contramano para reincorporarse a la Libertador (lo mismo hacen los que estacionan allí) aumentando el caos. "Este lío pasa todos los santos días, al mediodía y a la noche. Es una locura", contó Javier Aciar, quien trabaja en la pañalera de una de las esquinas.
Este cruce es uno de los más transitados del centro, pues confluyen varias líneas de colectivos, tanto de las que van por Rioja, las que atraviesan Libertador como por las que vienen desde el Sur y giran al Oeste por Libertador. Precisamente, como en la esquina de Libertador y Tucumán está la parada para estas últimas líneas, los micros se empiezan a atravesar para quedar lo más cerca de la vereda y taponan la calle. Entonces, los que tienen semáforo verde en la otra mano avanzan, se encuentran con los colectivos, quedan atravesados en medio del cruce y ya los alcanza la luz roja. Sin embargo, los automovilistas que a continuación tienen la luz verde, igual aceleran pese a tener enfrente otros vehículos y para seguir circulando manejan en diagonal o girando en U, convirtiendo el lugar en un verdadero paraíso de infracciones sin control.
"El problema es que casi todas las líneas de colectivos pasan por acá y el parque automotor de San Juan no para de crecer. Hasta que no llega la Policía de Tránsito, la salida del comercio acá es un desastre", dijo Lucía, quien tiene un kiosco por Libertador.
Ayer, dos policías de Tránsito arribaron al lugar a las 12,50, mientras que minutos después lo hizo un tercer agente. Los uniformados, parados en medio del cruce, comenzaron a derivar el tráfico y retener columnas de autos por Rioja, hasta descongestionar las de Libertador. Pasadas las 13,30 el tráfico disminuyó y la esquina que un rato antes era un infierno de bocinazos, nervios y aceleradas, volvió a la tranquilidad. Al menos hasta la próxima salida del comercio.
